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Historias de Aviación Comercial: Transbrasil

¿Todo bien?

Anuncio aparecido en la  Revista Alas en su edición de julio de 1996 (imagen: Archivo Pablo Luciano Potenze).

 

Texto de Pablo Luciano Potenze  / potenze@gacetaeronautica.com

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Una antigua canción denominada Tout va très bien, madame la Marquise (Todo está muy bien, señora marquesa, Paul Misraki, 1935) narra la conversación de una marquesa con su mayordomo, que le cuenta las novedades del castillo. Sólo un problema pequeño, la muerte de su yegua gris, pero cuando ella repregunta resulta que la yegua murió en el incendio de las caballerizas, que se produjo cuando fueron alcanzadas por el incendio total del castillo, que ocurrió cuando el señor marqués se enteró de que estaba arruinado y en consecuencia se suicidó, quemando todo. Pero salvo eso, señora marquesa, todo está muy bien (ver en YouTube).

Omar Fontana, uno de los dueños del frigorífico Sadia, creó en 1956 en la ciudad de Concordia (Santa Catarina, Brasil) una empresa llamada Sadia1 Transportes Aéreos cuya principal misión sería transportar productos cárneos de la empresa, aunque también llevó pasajeros. Su primer avión fue un Douglas DC-3. Su evolución fue azarosa. Creció asociado con REAL entre 1956 y 1961, y gracias a la política de subsidios estatales pudo prosperar lentamente en las rutas del interior de Brasil.

A mediados de los años sesenta incorporó turbohélices ingleses Handley Page Dart Herald, y en 1970 reactores BAC-111 (llegó a tener uno alquilado a Austral, el LV-JNR, que allí fue PP-SDP). Funcionando siempre con sobresaltos económicos, en 1973 comenzó a incursionar en el transporte de tercer nivel y cambió su nombre por Transbrasil. Tampoco pudo sostenerse económicamente en este empeño, pero en ese momento los subsidios para este tipo de servicios eran muy importantes.

A fines de la década del ochenta se lanzó al servicio internacional, volando a Orlando y París, y luego a Ámsterdam, Buenos Aires, Londres, Miami, Nueva York, Washington y Viena. Pero los resultados económicos de este proyecto también fueron malos y los servicios fueron suspendidos, volviéndose al interior de Brasil, también con reducciones.

En 2000 la empresa ingresó en una larga agonía, dejando de operar en diciembre de 2001. Tenía una deuda superior a los 400 millones de dólares con el gobierno brasileño, había despedido a un tercio de su plantilla en los últimos meses y hacía un tiempo que funcionaba sin sistema de reservas, también cortado por falta de pago. En agosto se decretó la quiebra.

El BAC-111 PP-SDP alquilado a Austral (matriculado LV-JNR en Argentina). En la imagen se lo ve en El Galeao en NOV1970, con titulos de Sadia, pero con el esquema y colores de Austral (foto: Vito Cedrini).

Si miramos los números con cuidado. Sadia/Transbrasil nunca fue una empresa rentable, y su subsistencia sólo se explica por una hábil gestión de los subsidios y buen lobby.

Pero si hay algo que siempre tuvo la empresa fue optimismo, aunque las cosas no fueran bien, como en la canción de la marquesa. Este aviso, que se repitió en muchas revistas argentinas e incluso en la vía pública en 1996 (está tomado de Alas de julio de ese año), es una buena muestra de este pensamiento superficial. Tudo bem, pero ni siquiera está bien redactado el detalle de la flota, porque los denominados “WideBoeing 737/300”, en realidad eran 767/300, un avión dos veces más grande.

Pero “Tudo bem”.

Buenos Aires 29 de Noviembre de 2011

Nota:
[1] La empresa original se llamaba S. A. Indústria e Comércio Concórdia. Sadia es una palabra formada con las iniciales de Sociedad Anónima y las últimas tres letras de Concordia.



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