A lo largo de la existencia de la
Fuerza Aérea Argentina, en esta, se han producido hitos que la han
marcado en su faz operativa e histórica, y que se han convertido al
mismo tiempo, en símbolos. En los años veinte se incorporaron los Avro
Gosport, fabricados bajo licencia por la FMA, en los años cuarenta, al
término de la IIGM, fueron los Gloster Meteor FMK 4, los Avro Lancaster
y Lincoln. En los sesenta llegaron los North American F-86 F “Sabre” los
que impusieron un salto tecnológico importantísimo, seguidos por los
Douglas A-4P y C y a principio de los setenta los fabulosos Mirage III
EA que posibilitaban a la Argentina contar con un sistema de última
generación.
El transporte, fundamental en el funcionamiento de una moderna fuerza
aérea, contaba a principio de los sesenta con una flota compuesta
principalmente por los Douglas DC-3, C-47, C-54, DC-6, Vickers Viking y
algunos Bristol Freighter los que llegaban al final de sus días, en
suma, una numerosa flota totalmente anticuada.
Esta situación era preciso de modificarla, más aún cuando la doctrina de
combate adoptada por nuestras Fuerzas Armadas le imponía a la Fuerza
Aérea la tarea del Transporte y Asalto Aéreo durante las operaciones de
combate. Por otra parte, no es posible olvidar las misiones realizadas
sobre el continente antártico, tarea que se veía dificultada por la
obsolescencia de los C-47.
Esta situación llevo a que en 1961, mediante directivas del Brigadier
Ramón A. Abrahim por ese entonces Ministro de Aeronáutica, se comenzara
con las gestiones ante las autoridades del gobierno de los EE.UU. y la
USAF para adquirir un nuevo sistema que trajera solución a las carencias
mencionadas. El avión elegido era el Lockheed Hércules C-130B, por esos
días en servicio en la USAF. Algunas consideraciones técnicas y
operativas del momento, decidieron que sería apropiado seleccionar la
versión civil del mencionado avión, es decir el L-100.
Inmediatamente de tomada la decisión e iniciados los contactos con
Lockheed, se selecciona el personal para ser enviado a los EE.UU. con
miras a recibir el correspondiente entrenamiento. Este programa queda
cancelado en 1962 por razones presupuestarias, por lo tanto, la FAA
debería aguardar durante un tiempo la llegada del nuevo avión de
transporte.
En el momento que esto sucedía, una comisión de la FAA se encontraba en
EE.UU. con la finalidad de recepcionar tres aviones Trifibios Grumman
HU-16 B “Albatros” los que serían incorporados para misiones de Búsqueda
y Salvamento.
Durante la estada de este personal se produce un hecho político
internacional que alteraría todo lo planificado, la conocida como
“Crisis de los Misiles” se desató ante el intento de la ex URSS de
instalar misiles balísticos en Cuba. Esta acción trajo aparejado el
nacimiento del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (conocido
como TIAR), por el que los países americanos se
alinearían en defensa de cualquier nación americana que sea agredida por
potencias extracontinentales. Tratado ignorado por los EE.UU. en 1982,
lo que redundó en un explícito apoyo a Inglaterra en detrimento de una
nación americana.
|
Uno de los Grumman
HU-16B Albatross recepcionados por la FAA en la
época que si iniciaron las tratativas para la
incorporación del Hercules a la fuerza. Más tarde el
BS-02 realizaría el primer vuelo de LADE a las Islas
Malvinas (foto: Fernando Puppio). |
|
La República Argentina como signataria de este tratado, automáticamente
puso el personal y medios a disposición del Comando instalado en McDill
AFB. Complementariamente se dispuso que las tripulaciones designadas
para el programa Hércules se trasladaran a EE.UU. y aprovechando los
beneficios del TIAR pudieran recibir entrenamiento en los C-130B. Esta
nueva situación provoca que se opere un cambio en el requerimiento para
obtener un avión de transporte dejando de lado la versión civil a cambio
de la versión militar C-130B.
Los recortes presupuestarios, una constante histórica para las FF.AA.,
impidieron nuevamente que la compra se concretase. De esta manera el
personal asignado para recibir el entrenamiento regreso al país una vez
concluidos la formación.
Esta situación si bien retraso unos años la llegada del Hércules a la
FAA, los conocimientos adquiridos por el personal de la I Brigada Aérea
no fueron desaprovechados ya que el mencionado personal entrenado en
nuevas técnicas aplicadas a las cargas aéreas, comenzó a aplicar estas
modernas metodologías utilizando los viejos pero fieles aviones de
transporte en servicio.
Estos aparatos no solamente transportaban elementos para el normal
funcionamiento de la FAA sino que además muchos de éstos estaban
asignados a los servicios en las Líneas Aéreas del Estado (LADE).
Esta situación se prolongo hasta 1967, año en que finalmente es aprobada
la compra del sistema Hércules, ahora en su versión C-130E. Recordemos
que durante 1961 una comisión de oficiales y suboficiales viajaron a los
EE.UU. a fin de realizar los cursos correspondientes y entrenamiento en
la versión “B” del C-130; esta versión había sido elegida para
convertirse en el principal sistema del transporte aéreo de la FAA,
motivaciones de política internacional -la Crisis de los Misiles-
impidió que esto se pudiera concretar.
Si bien la nueva versión estaba mejorada con respecto a la “B”, la FAA
observó la evolución del sistema mediante una versión desarrollada a
partir de la incorporación de nuevos motores, aviónica y otras mejoras
que permitían a esta diferenciarse de la anterior “E”.
El Hércules C-130H era sin dudas la versión que la FAA necesitaba. El
cambio de la versión elegida en principio motivó que el contrato
original fuera reformulado y así poder incorporar la versión “H” cuyos
aparatos serian entregados a partir del cuarto ejemplar.
En Julio de 1968 es comisionada la que sería la primera de las
tripulaciones para ser entrenada como instructora. El personal es
enviado a Sewart AFB, mas precisamente al 4442 Training Squadron, al 62
Replasament Training Unit y al 62 Combat Control Squadron. Una vez
concluidos los cursos en estas unidades el personal de la FAA a cargo
del vice comodoro Ricardo Degano es trasladado a Dobbins AFB en Georgia
y a la planta de Lockheed donde por fin toman contacto con los tres
primeros y flamantes C-130 E los que se encontraban en el proceso final
de construcción. Estos fueron posteriormente dotados de un esquema de
pintura tipo Sudeste Asiático y matriculados como TC (Tango Charlie) 61,
62 y 63.
Finalmente el 22 de Diciembre de 1968 los tres aparatos emprendieron el
vuelo hacia Argentina haciendo escala en Howard AFB, IV Brigada Aérea de
El Plumerillo, arribando finalmente a su nueva casa la Ira. Brigada
Aérea de El Palomar el 23 de Diciembre de 1968, estos tres aparatos
permitirían comenzar así a escribir una página fundamental en la
historia de la Fuerza Aérea Argentina.
|
Dos Hercules del Grupo
1 de Trasporte maniobran sobren el Río de la Plata.
Al fondo, la ciudad de Buenos Aires (foto: Guillermo Sentis). |
|
El Hercules C-130 en la
FAA
Arribados los aviones a El Palomar
inmediatamente se transformaron en la columna vertebral del Transporte
Aéreo Militar siendo la herramienta del Escuadrón Aerotáctico, unidad
creada el 10 de Octubre de 1967 en reemplazo del viejo Escuadrón I de
Transporte el que utilizaba los Douglas C-47 y C-54, éstos últimos son
retirados de servicio dos años después, con lo que los Hércules pasan a
formar del Escuadrón I el que dependía a su vez del Grupo I de
Transporte Aéreo.
Las tareas asignadas al escuadrón eran proporcionales de acuerdo a las
capacidades operativas del nuevo sistema. Estas tareas abarcaban en
principio: Abastecimiento Aéreo, Transporte de Tropas, Asalto Aéreo,
Evacuación, misiones estas consideradas como básicas para el desempeño
en operaciones militares. Sin embargo las primeras misiones asignadas a
los nuevos aviones consistieron en dar apoyo a la Campaña Antártica de
Verano.
Las nuevas capacidades adquiridas a partir de la incorporación de los
C-130 hizo necesaria la creación de un cuerpo de apoyo denominado ECCO
(Equipo de Control de Combate) imprescindible para brindar apoyo
terrestre a las misiones de los Hercules. Estos equipos realizarían
tareas tendientes a guiar el lanzamiento de carga y/o elementos de
Asalto Aéreo según las necesidades emanadas de un Comando.
A poco del arribo de los primeros tres aparatos, en Febrero de 1969, se
realizó el primer vuelo sin escala sobre el Sector Antártico Argentino,
en esa oportunidad el TC-62 despego desde la BAM Río Gallegos,
sobrevolando la Base General Belgrano para regresar al punto de partida.
Pocos días después, ya comenzado el mes de Marzo, el mismo aparato,
sobrevuela la Isla 25 de Mayo, la Isla Decepción, la Base Almirante
Brown donde se concreta por primera vez el lanzamiento de carga sobre
las Bases Matienzo y Petrel dirigiéndose posteriormente a la Base
Marambio con la misma finalidad para luego emprender el regreso a Río
Gallegos.
En Marzo del mismo año el TC-63 realiza el primer vuelo de larga
duración sobre el Sector Antártico Argentino. Partiendo desde Río
Gallegos sobrevuela la Base General Belgrano realizando el lanzamiento
de 1200 Kgs de carga regresando al punto de partida después de completar
un tiempo de vuelo de 13, 40 Hs de vuelo.
|
El Hercules TC-70 junto
a uno de los A-4B que reabastecería en el conflicto
de Malvinas (foto: Guillermo Sentis). |
|
Los primeros meses de 1969 fueron muy activos para el Escuadrón I de
Transporte realizando vuelos sobre la Antártida concretando también el
primer vuelo al exterior, concretamente a EE.UU. con la finalidad de
transportar elementos técnicos destinados a la I Brigada Aérea.
En 1970 se toma la decisión e prolongar la pista de la recién inaugurada
Base Marambio para posibilitar la operación de los C-130. Esta pista
contaba con poco mas de mil metros de extensión, por tal motivo las
tripulaciones de C-130 comenzaron un entrenamiento destinado a utilizar
la maniobra conocida como de Máximo Esfuerzo. Este entrenamiento se
desarrollo en un sector delimitado sobre la pista de la entonces VII
Brigada Aérea de Morón.
El 5 de Abril después de abortar algunos intentos, por razones
meteorológicas, el TC-61 logra tomar tierra en Marambio concretando una
de las metas de la FAA, operar con ruedas desde la Antártida durante
todo el año.
Este histórico vuelo no estuvo despojado de particularidades ya que el
TC-61 sufrió un “rebote” al momento de tocar tierra que no trajo
aparejado ningún inconveniente. Sin embargo este problema debía ser
subsanado para evitar cualquier inconveniente futuro. La mencionada
alternativa se suscitó debido la existencia de una ondulación en la
pista la que era preciso eliminar. Esta situación determinó que se
enviara una Motoniveladora de nueve toneladas de peso la que fue
transportada mediante el TC-63.
A lo largo de los años ha sido posible observar el traslado de
helicópteros Bell 212 de la VII Brigada Aérea desde el continente
destinados al apoyo de las dotaciones de la distintas bases en la
Antártida, sin embargo, los primeros helicópteros transportados al
Continente Blanco fueron dos máquinas Hughes 369 de la mencionada
Brigada los que fueron transportados para ser utilizados en la
evacuación del Jefe de la Base Alte Brown. Una vez concretada con éxito
la misión, el Oficial Naval y los helicópteros fueron transportados de
vuelta a Buenos Aires.
Los Hércules, constituidos en el principal sistema de transporte aéreo,
han sido partícipes en los vuelos de traslado de distintos aparatos de
combate adquiridos como los Mirage M-IIIEA y apoyo en vuelos ferry
destinados de distintos tipos de aviones de combate y helicópteros que
la FAA ha incorporado a partir de los años setenta hasta los pasados
años noventa. La primera de estas misiones se desarrollo a finales de
1970 y consistió en el apoyo prestado al vuelo ferry de los tres
primeros bombarderos BAC Electric Canberra (B-101/102 y 103) provenientes
del Reino Unido los que arribaron a la BAM Paraná el 17 de Noviembre de
1970 junto al TC-63.
Al año siguiente, en Junio de 1971, es transportado por el mismo TC-63,
el AX-02, segundo prototipo construido del IA-58 Pucara. Este prototipo
fue trasladado a la localidad de Pau, Francia para realizar allí
trabajos de ensayos y homologación de diversos componentes.
|
Sobrevolando la ciudad
de Buenos Aires (foto: Guillermo Sentis). |
|
El 5 de Septiembre de 1972, procedente también de Francia, el mismo
aparato “el 6-3” arribo a la Argentina trasladando el primero de
novísimos Mirage III EA para la Fuerza Aérea Argentina, se trató del
I-001. En esos años la FAA contaba con flamantes sistemas, ya sea para
el transporte o para el combate, los que le conferían si dudas una
supremacía regional envidiable.
El 28 de Agosto de 1975 se registra la baja del TC-62, este aparato fue
destruido en el Aeropuerto Benjamín Matienzo de la Provincia de Tucumán.
En esta oportunidad elementos subversivos, (algunos de ellos devenidos
hoy en autoridades gubernamentales), hicieron detonar un artefacto en el
momento que el Hércules, en plena carrera de despegue se aprestaba a
decolar transportando un contingente de Gendarmes que formaban parte del
Operativo Independencia, esta acción si bien causo la muerte de seis
hombres, la pericia de su Piloto, Mayor Carlos Beltramone y la acción
posterior de sus tripulantes, pasajeros y vecinos del lugar los que
ayudaron a evacuar la aeronave envuelta en llamas, impidieron que la
acción se transformara en una catástrofe mayor.
Los C-130 involucrados en el transporte de unidades comprometidas en el
ya mencionado Operativo Independencia, concretaron el transporte de los
vehículos Shortland MK-4 (Land Rover) de la Policía Federal, primeros
vehículos artillados y con protección blindada transportados por vía
aérea en nuestro país.
A través de los años de servicio los Hércules han realizado todo tipo de
misiones para la FAA o cumpliendo misiones de complementación con el
Ejército Argentino mediante el transporte de efectivos de las unidades
de Paracaidistas, mas precisamente de la IV Brigada Aerotransportada.
Los vuelos finales de Instrucción del Cuerpo de Cadetes de la FAA
también fueron realizados en varias oportunidades por los Hércules de la
Iª Brigada Aérea.
Una misión emblemática realizada por los aviones del Grupo 1 de
Transporte y sus C-130 consistió en el recordado vuelo Transpolar. Esta
misión estaba destinada a explorar una ruta comercial que uniera el
Continente Sud Americano con Oceanía, mas concretamente, con Nueva
Zelanda y Australia.
Esta misión fue presidida por el entonces Comandante en Jefe de la
Fuerza Aérea Argentina Brigadier General Héctor Fautario y designado
como Comandante el Comodoro José Apolo González, primer piloto Capitán
Juan Paulik y como segundo Piloto el Capitán Héctor Cid,
seleccionándose el TC-66 para la travesía. Este aparato fue modificado
mediante la instalación de dos tanques de combustible exteriores en la
bodega de carga lo que obligó a diseñar y construir un sistema que
permitiera integrar estos tanques al sistema de combustible original del
avión, poniendo a prueba la capacidad e ingenio del personal del Grupo
Técnico 1. Este vuelo fue complementado por otro C-130 el TC-61, que
hacia las veces de avión cisterna destinado a transferir 17000 Lts. de
combustible en la Base Marambio.
El TC-66 finalmente realizó con todo éxito la travesía uniendo Buenos
Aires –Marambio, despegando de ésta con la ayuda de los denominados JATO
(Jet Asistente Tacke Off) sobrevolando posteriormente el Polo Sur,
prosiguiendo luego hacia la ciudad de Canberra en Australia. Dos días
después despega con rumbo a Christchurch, Nueva Zelanda. Al día
siguiente despega de aquí con rumbo a la Base Marambio para arribar el
10 de Diciembre de 1973 al Aeroparque Jorge Newbery después de haber
volado una distancia total de 13.961 MN. A consecuencia de este vuelo el
TC-66 lucio durante mucho tiempo las siluetas de un Canguro y de un Kiwi
de color naranja a ambos lados del empenaje vertical con el que fue
adornado en Australia y Nueva Zelanda.
|
Hercules operando en la
pista de la Base Marambio de la FAA en la Antártida (foto:
I Brigada Aérea). |
|
La Exploración Lejana es otro capítulo en la vida operativa del
Escuadrón 1 y sus C-130. La intención de estos vuelos consistía en
entrenar a sus tripulaciones en vuelos de larga duración sobre el mar,
realizar misiones de Búsqueda y Salvamento en el sector bajo
responsabilidad Argentina, área que abarca desde Buenos Aires a Ciudad
del Cabo en Sudáfrica sobre el Océano Atlántico. Al mismo tiempo estos
vuelos se aprovecharon en la tarea de detectar la acción de flotas
pesqueras que depredaban, lo siguen haciendo hoy, las aguas
territoriales Argentinas.
Estas misiones se vieron incrementadas a partir de 1978 con la
incorporación de dos aparatos de la versión KC-130H dotados de mayor
autonomía de vuelo. A su vez estos nuevos aviones llegaban con la
capacidad de poder reabastecer aviones de combate en vuelo, como los
McDonnell Douglas A-4P/C de la FAA y eventualmente los A-4Q de la Aviación
Naval.
En Septiembre de 1980 se vuela por primera vez sobre las Islas Georgias,
la Estación Científica Corbeta Uruguay, Islas Sandwich del Sur y la
Estación Orcadas.
En Septiembre de 1981 se concreta el inicio de los vuelos comerciales
utilizando la ruta Transpolar, en esta ocasión se destaca un KC-130H
como apoyo a los Boeing 747 de Aerolíneas Argentinas adoptándose esta
modalidad a partir de ese momento
La actitud Argentina de prestar ayuda a países de América siempre se
hizo sentir, como en 1976 cuando Guatemala fue afectada por un fuerte
terremoto; en esa oportunidad, la FAA mediante el TC-65 del Escuadrón 1
de Transporte, que envió la ayuda humanitaria requerida para asistir a la
población afectada.
Penosa resultaría la misión encomendada al Grupo 1 el 16 de Septiembre
de ese mismo año, 1976. En esa fecha se ubicaron, después de una
intensa búsqueda, los restos del Neptune 2-P-103 de la Aviación Naval
Argentina estrellado en la Isla Livingston, accidente este que no arrojo
sobrevivientes.
En 1978 se incorporan los aparatos de origen Israelí Nesher, copia fiel
del Mirage V Francés y en principio conocidos en Argentina como Dagger.
Si bien estos aparatos fueron transportados por vía marítima, el
prototipo de la versión modernizada del Dagger (perteneciente al segundo
lote adquirido de estos aviones), ahora conocida como Finger I (ex Nesher
N° 599), matriculado como C-427, fue trasladado desde Israel al AMACUAR
por un C-130H,el TC-61, el 26 de Febrero de 1982. Este traslado se
concretó una vez completada la incorporación del Sistema de Información
Navegación y Tiro (SINT) y superadas las primeras fases de ensayos en
vuelo realizados en Israel.
Con la incorporación de esta tecnología, los Finger le
permitían a la fuerza posicionarse a la vanguardia en el equipamiento de sus
aviones de combate de primera línea. Prueba de ello es que muchos de los
sistemas incorporados en los Finger argentinos fueron posteriormente
incorporados a la versión C-7 del Kfir.
En 1981 la FAA es invitada a participar del Internacional Air Tattoo,
festival este que se realiza anualmente el Reino Unido. El día 20 de
Junio arriba a Las Palmas el KC-130 H- TC-70 procedente del aeropuerto
de Ezeiza, después de realizar un vuelo sin escalas que insumió 16 Hs.
|
El KC-130H TC-69 fue
uno de los dos Hercules "tanqueros" que
acertadamente adquirió la FAA y que permitiría a los
pilotos argentinos realizar importantísimas misiones
durante la Guerra de malvinas. (foto: Guillermo Sentis). |
|
Una vez reabastecido de combustible el Hércules se dirigió a base RAF
Greenham Common donde a partir del día 24 y hasta el 28 de Junio
participó en una competencia consistente en distintas misiones de
búsqueda sobre el mar.
La primera de ellas consistió en la ubicación de un pesquero en
emergencia de naufragio, luego, fotografiar en un solo pasaje un punto
determinado de la isla Scilly, ubicar y fotografiar un buque en
navegación y la detección de un submarino semisumergido. Por último la
ubicación de una balsa salvavidas a la deriva. Estas pruebas cumplidas
en tiempo y forma permitieron al TC-70 y a su tripulación obtener el
trofeo “Best non ASW Crew” aventajando a participantes de dieciséis
estados con medios aéreos específicos para esas misiones como el Breguet
Atlantic, Fokker F-27 Maritime, Nimrod AEW-3, P-3C Orión y otras
versiones del mismo C-130 Hércules. Esta misión fue comandada por
vice comodoro Alfredo Cano, como primer piloto el Mayor Julio Domínguez y
segundo piloto Mayor Antonio Bruno junto a otros once tripulantes de
diversas especialidades.
El último Sistema de Armas incorporado por la Fuerza Aérea Argentina ha
sido el Douglas A/OA-4AR Fightinhawk, y en esta operación los C-130
también han tenido su participación a partir de los vuelos de apoyo a la
navegación (ferry) de los A/OA-4AR recorridos y modernizados en los
EE.UU. Estos vuelos se realizaron los días 13 de Diciembre de 1997, 24
de Mayo y 4 de Junio de 1998 respectivamente. En estas misiones
intervinieron el KC-130H TC-70 y el único Hercules L-100-30, por ese
entonces matriculado como LV-APW.
Enumerar todas las misiones de los Hércules C-130 de la Fuerza Aérea
Argentina a través de cuarenta y tres años de servicio es imposible de
hacerlo en un solo artículo, no obstante hay hechos que
no pueden dejar de mencionarse por su
importancia histórica. Nos referimos concretamente al desempeño de estos
aparatos y sus tripulaciones durante la Guerra por las Islas Malvinas.
Los Hercules C-130
en la Batalla de Malvinas
Todos los esfuerzos realizados y las
capacidades obtenidas por los hombres del Escuadrón 1 de Transporte a
partir de 1968, resultaron fundamentales para las operaciones realizadas
a partir el 2 de Abril de 1982 sobre las Islas Malvinas.
El primero de los vuelos realizados por los Hercules Argentinos a
Malvinas recién se materializaron en Febrero de 1981 para realizar el
traslado de una instalación prefabricada destinada a las oficinas de LADE, mediante el TC-67. A este primer vuelo le
siguieron otros seis más con motivos de transportar carga diversa. El
último de estos vuelos se registro en Marzo de 1982 cuando por razones
fortuitas el TC-70 debió aterrizar en Port Stanley para solucionar una
novedad técnica prosiguiendo inmediatamente con su plan de vuelo una vez
superada dicha novedad.
El jueves 1 de Abril de 1982, significo para el grueso del Escuadrón I
lo mismo que para el resto de la Nación argentina el jamás olvidado 2 de
Abril, la sorpresa y la euforia por la acción a realizar fue total.
Por ese entonces la situación operativa de la FAA era bien distinta a la
actual y el total de los aparatos se encontraban en estado operativo,
solo el TC-61 se encontraba próximo a ser sometido a una inspección
programada, no obstante, esto no impidió que dicho aparato tomara parte
de las acciones hasta que llegado a límite de horas de servicio fue
retirado a fin de concretar la mencionada inspección.
Las primeras misiones asignadas a los Hércules de la FAA comenzaron el
Jueves 1 de Abril con la planificación de los vuelos a realizar y la
constitución de las tripulaciones que tomarían parte de las misiones a
realizar a partir del día siguiente desde el Continente a Malvinas.
Esto provoco el despliegue inmediato de tres C-130H, estos aparatos
fueron el TC-68 con indicativo LITRO 1, TC-63 LITRO 2, TC-64 LITRO 3 y
TC-65 LITRO 4. El total de estos aviones permanecerían en la pista de la IXª Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia a la espera de embarcar al
personal y medios necesarios a fin de dar apoyo a los miembros de la
Armada Argentina (Buzos Tácticos), encargada de realizar las primeras
operaciones terrestres.
El primer Hércules en aterrizar en el aeródromo de Puerto Argentino (mas
tarde bautizado como BAM Malvinas) fue el TC-68 LITRO 1 el que
transporto un total de 108 pasajeros entre los que se encontraban
personal del TOM (Teatro de Operaciones Malvinas) GOE (Grupo de
Operaciones Especiales) ECTA (Elementos de Control y Transporte Aéreo) y
el correspondiente equipamiento de estas unidades.
El segundo de los aparatos en aterrizar en Malvinas fue el TC-63 LITRO 2
el que transportaba elementos del Ejército Argentino como los
integrantes de la Compañía de Ingenieros de Combate 9, Regimiento de
Infantería 25 y del Comando de la IXª Brigada de Infantería. El TC-64
LITRO 3 fue el tercer aparato en aterrizar con más elementos del EA,
unos cien efectivos y un vehículo.
|
El TC-68 con indicativo
Litro 1 fue el primer Hercules de la FAA en arribar
al aeródromo de Puerto Argentino el 2ABR1982
(foto: Fernando Puppio). |
|
El TC- 65, LITRO 4, fue el encargado de transportar el Radar Móvil
Westinghouse AN/TPS-43F que resultaría fundamental para las operaciones
aéreas futuras. Este vuelo sufrió un retraso debido a novedades técnicas
en el C-130 las que una vez solucionadas permitieron a la máquina,
después de volar durante un lapso de una hora cincuenta minutos,
aterrizar sin novedad en Malvinas. Todas las operaciones planificadas
para el día 2 se cumplieron sin novedades de importancia lo que permitió
que hacia el mediodía del 2 de Abril, el denominado Plan Aries 82 se diera por
finalizado. La epopeya del Escuadrón 1 de Transporte y sus Hercules
C-130 había comenzado.
En días sucesivos se continuó con el transporte de tropas y elementos
contemplados en la segunda fase del operativo, es decir el Mantenimiento
de las Operaciones.
El 7 de Abril el Reino Unido anuncia la creación de una denominada Zona
de Exclusión en torno a las Malvinas. Esta acción traía provocaba un
peligro concreto para las unidades de superficie encargadas, en
principio, de transportar todo el material pesado de las unidades de
combate hasta ese momento transportadas a las Islas, especialmente del
EA. Este peligro estaba focalizado en la presencia de submarinos
nucleares de la Royal Navy, los que sin dudas darían cuenta de cualquier
buque de transporte que emprendiera la travesía a Malvinas.
El caso mas concreto se puede ejemplificar con lo sucedido al buque
“Ciudad de Córdoba”; este debía transportar, entre otros, todo el equipo
pesado y efectos del sufrido Regimiento de Infantería 12, transportado
este a las Islas por vía aérea con solo sus armas personales y una muda
de ropa.
El RI 12 debió permanecer dos días a la intemperie, bajo la lluvia, sin
ingerir ningún alimento caliente, pues todo su equipamiento estaba
embarcado en el mencionado buque. Demás está decir que esto no justifica
de ninguna manera que la mencionada unidad tuviera que padecer semejante
calvario.
Por esos días de Abril de 1982, el Destacamento de Exploración Blindada
181 del EA (hoy Regimiento de Caballería de Exploración 3) con asiento
en Esquel, provincia de Chubut, recibió la orden de alistarse para ser
transportado a las Islas. Dicha unidad compuesta por dos escuadrones de
exploración contaba con dos secciones, una por cada escuadrón, de
vehículos blindados a ruedas AML Panhard H 90 F-1, equipados con un muy
efectivo cañón de 90mm. Después de un intensivo programa de instrucción
de tiro con ametralladora, previo al tiro con cañón, el Subteniente
Gustavo Tamaño, jefe del escuadrón “B” quedo a cargo de la flamante
unidad, denominada Escuadrón de Reserva. La misión de la unidad sería la
de brindar seguridad estratégica operacional (SEO) en la capital de las
Islas.
Completado el programa de instrucción el día 5 de Abril los Panhard se
trasladan a la IX Brigada de Infantería Motorizada en Comodoro
Rivadavia, para esperar allí el traslado a Malvinas.
El día 9 de Abril finalmente los Panhard son embarcados en un C-130, que
si bien podían transportar hasta tres de estos vehículos, solo
transporto dos en razón de las limitaciones operacionales que imponía la
pista de la BAM Malvinas. Los Panhard fueron transportados en orden de
combate lo que comprendía dotación completa de munición y combustible
alcanzando un peso unitario de 5,5 toneladas. Los dos primeros vehículos
arribaron a Malvinas a última hora de la tarde del día 9 a cargo del
Subteniente Tamaño. Al día siguiente lo hizo el Subteniente Fernando
Chercóles a cargo de la segunda sección, correspondiente al Escuadrón
“A, con un total de seis vehículos.
Posteriormente a la llegada de estos ocho primeros Panhard arribaron dos
vehículos adicionales pertenecientes al Escuadrón de Exploración de
Caballería Blindado 9 a cargo del Sargento Primero Lucero.
En total los C-130 transportaron diez Panhard del total de doce que
fueron enviados a Malvinas, los dos restantes se lograron enviar por vía
marítima, sumando un total de doce AML Panhard.
De esta manera llegaba a su fin, la hasta ahora, única misión de
transporte de vehículos blindados de combate realizada por los C-130 del
Escuadrón de Transporte I.
|
El TC-65 realizó el
ultimo vuelo de la FAA desde la BAM Malvinas al
continente, en las últimas horas del 13JUN1982
(foto: Fernando Puppio). |
|
A partir de este momento, todo el esfuerzo de transporte quedo a cargo
de los C-130, Fockker F-28 y F-27 de la Ira. Brigada, estos últimos
encargados del transporte a través del continente. Lo que éstos no
podían transportar era transportado por aviones de la Armada y aviones
de Línea de Austral y Aerolíneas Argentinas y sus tripulaciones a los
que no sería justo de olvidar.
Es conocido por todos la magnitud de las operaciones realizadas, pero
sin dudas las concretadas a partir del 1ro de mayo son las mas
espectaculares ya que en su mayoría se realizaron bajo Alerta Roja, es
decir, bajo amenaza de ataques aéreos. Si bien la FAA poseía los ya
mencionados F-27 y F-28, estos fueron descartados para las operaciones a
partir del día 1ro. de Mayo ya que forzosamente deberían reabastecerse
de combustible en la BAM (Base Aérea Malvinas) con el riesgo de ser
sorprendidos durante la maniobra de recarga por las PAC Británicas
compuestas generalmente por dos Sea Harrier FRS-1 provenientes de los
Portaviones Hermes e Invencible.
La presencia de estas unidades con base en los portaviones determinó que
los C-130 adoptaran un perfil de vuelo distinto al empleado hasta el
momento. Este perfil de vuelo traería aparejado un mayor consumo, con lo
cual, la cantidad de carga transportada seria menor en función de la
necesidad de transportar mayor cantidad de combustible.
El ataque realizado el 1ª de Mayo por un Vulcan de la RAF lanzando un
total de 21 bombas de 1000 Lbs sobre la pista, si bien causo algunos
daños sobre esta, solo se registro un impacto directo. Esta acción no
impidió en modo alguno la continuación de los vuelos, los que recién se
reanudaron el día 6 de Mayo realizando de esta forma un corto receso a
causa de estos ataques y las condiciones climáticas reinantes. Como dato
adicional durante estos dias de inactividad el personal de la BAM
procedió a simular impactos sobre la pista para despistar de alguna
manera a la inteligencia Británica que era informada por medio de los
vuelos de reconocimiento y de los informantes ya sean estos isleños o
por algunos miembros del SAS ya arribados y operando desde las islas.
Los C-130 están en condiciones de operar, según el Manual de
Operaciones, con una carga útil de hasta 35000 Kgs.,no obstante, se
determino que lo mas apropiado para operar en la pista de la BAM
Malvinas sería de un máximo de hasta 15.890 Kgs. Operando con estos
pesos, volando a bajo nivel y manteniendo una velocidad de crucero
adecuada se podía obtener una autonomía de cuatro horas, mas una
reserva. De esta forma se podía trazar una ruta de vuelo que permitiría
a los Hércules mantenerse durante toda su travesía fuera de la zona de
las acciones de combate.
Esta determinación motivo que a partir de este momento los C-130
realizaran los vuelos con una carga que rondaba los 16.000Kgs., a una
altura de 15 mts., desplazándose a una velocidad de aproximadamente de
600 Km/H.
Una vez arribados a Malvinas los C-130 sin detener sus motores procedían
a descargar lo transportado rodando lentamente sobre la pista al tiempo
que el personal procedía con la descarga. Una vez concluida esta
operación se procedía al embarque de heridos y/o personal que debía
regresar al continente; inmediatamente sin perder tiempo el alivianado
Hércules emprendía su carrera de despegue y ya en el aire nuevamente se
“pegaba” a la superficie del agua para realizar el vuelo de regreso.
No es necesario explicar que volar en estas condiciones era mas que
riesgoso, mas aún cuando se decidió realizar los mismos en horas de la
noche sin olvidar que las condiciones climáticas eran a diario
marginales. -Nuestra eterna admiración y respeto para los pilotos del
Grupo I de Transporte.
|
Día desapacible en El
Palomar, tal como pudieron ser los del otoño austral
de 1982 durante el conflicto de Malvinas (foto:
Fernando Puppio). |
|
Para graficar esta situación se puede mencionar un hecho ocurrido
durante el traslado de la Compañía de Comandos 602, por ese entonces a
cargo del Mayor Aldo Rico. Una vez iniciado el vuelo y en pleno cruce,
con el Hércules pegado a las olas el mencionado oficial fue invitado a
la cabina de vuelo, una vez asomado a ésta la reacción de Rico se
tradujo en una exclamación singular “¡¡Hijos de pu…., esto es un avión
no una lancha”, esta reacción ilustra las circunstancias de este y todos
los restantes cruces realizados.
El transporte de carga no se circunscribió al transporte hasta la BAM
Malvinas, sino que también se realizaron vuelos para reabastecer a
unidades aisladas como la realizada el 19 de Mayo sobre la zona de
Darwin- Goose Green donde se encontraba localizada la BAM Cóndor y los
efectivos del RI 12. En esta misión el TC-68 lanzó un total de ocho
contenedores del tipo A-22 de 1000 Kg cada uno. Para esta misión fue
necesario, como complemento imprescindible, transportar hasta el lugar
de lanzamiento a efectivos del ECCO para guiar a la tripulación en el
lanzamiento de la mencionada carga. Al día siguiente la maniobra se
repitió sobre Bahía Fox donde se lanzaron diez contenedores A-22 para
asistir a unidades RI 8 del EA, el C-130 que realizó esta misión fue el
TC-64.
Los atareados Hércules no solo llevaron a cabo misiones de
abastecimiento durante el conflicto, también realizaron misiones de sumo
riesgo como la de exploración lejana sobre el mar y el reabastecimiento
en vuelo de las unidades de ataque las que causaron el hundimiento de
por lo menos siete buques de superficie. Estas misiones asignadas a los
KC-130H TC-69 y TC-70 no estuvieron despojadas de riesgos debiéndose
internar profundamente en mar abierto con el peligro en todo momento de
ser detectado por los radares de los buques Británicos, lo que
significaba el peligro de un derribo inminente.
La presencia de las “Chanchas” era siempre un fuerte aliciente moral y
material para los pilotos de los A-4P y C que regresaban del combate,
en muchas ocasiones con un mínimo de remanente de combustible. Como
ejemplo se puede mencionar la situación vivida por el Alférez Guillermo Dellepiane “Piano”, quien a bordo de su A-4C regresaba al continente
después de cumplir con una misión de combate sobre unidades de
superficie de la Royal Navy. Como consecuencia del fuego antiaéreo
sufrió la perforación de sus tanques de combustible con la consecuente
pérdida de combustible, lo que irremediablemente, resultaría en la
pérdida del aparato y su piloto.
En momentos que el piloto esperaba que el motor de su avión se apagaran
por falta de combustible, la milagrosa “Chancha” apareció y después de
algunas alternativas -que hacían desesperar al joven piloto- este pudo
visualizar a su salvador y mediante una perfecta maniobra, que no
admitía un segundo intento, pudo conectar su lanza a la canasta del “KC”
trasvasando este el salvador combustible. Sin embargo, las perforaciones
en los tanques hacían que el combustible así como entraba se perdía a
través de estas. La única forma de salvar el aparato y su piloto era
llevarlo conectado a la manga hasta la base, así sucedió, y una vez
sobre esta el KC-130 soltó al averiado A-4 el que finalmente aterrizo
sin dificultades. El Alférez Dellepiane nunca dejaría de agradecer a la
tripulación del TC-69 y a su comandante Vicecomodoro Litrenta esta
acción que salvo su vida.
El 1 de Junio el TC-63, indicativo TIZA, despego para realizar una
misión de exploración, en esta la suerte no estuvo del lado correcto
y el desafortunado avión y su tripulación fueron detectados por los
radares enemigos y se envió una PAC de combate a interceptarlos. En una
acción cobarde, el piloto Nigel “Sharkey” Ward disparo dos misiles Sidewinder, el primero se perdió y posicionándose nuevamente disparo el
segundo de los misiles el que hizo impacto en el C-130. La suerte del
TC-63 estaba echada, e irremediablemente impactaría en la superficie del
mar. No obstante esto, Ward no dudó en disparar los 240 proyectiles de
su cañón Aden rematando al Hércules. El aparato estaba perdido ¿había
necesidad de rematarlo sin dar a la tripulación una remota oportunidad
de sobrevida?
|
La capacidad de brindar
reabastecimiento en vuelo de los KC-130H TC-69 y
TC-70 fue una herramienta invaluable durante la
guerra. Los Hercules permitieron incrementar el
alcance de los Skyhawk y los Super Etendard, pero
también trajeron de regreso al alférez
Guillermo Dellepiane. Con su A-4C severamente
averiado llegó a su base enganchado al Hercules, ya
que casi todo el combustible trasvasado se perdía
por los orificios sufridos en combate (foto: Esteban
Brea). |
|
Como se mencionó arriba el Escuadrón I también realizó las misiones de
reaprovisionamiento en vuelo de los Douglas A-4P y C de la FAA y de los Super Etendard y Douglas A-4Q de la Aviación Naval sistemas que causaron
terribles y nunca imaginados resultados sobre la Royal Navy.
Algunos de estos vuelos han pasado a la historia y nunca serán olvidados
por sus protagonistas directos y por muchos argentinos, otros argentinos
actúan con una prodigiosa desmemoria y malintencionada ignorancia. Las
queridas “Chanchas” de la FAA sin dudas han sido protagonistas de estas
victorias en su papel de “partícipes necesarios” de las mismas. Para los
KC-130 H TC-69 TC-70 se planificaron un total de 47 misiones de
reaprovisionamiento en vuelo concretando 31 misiones, de las cuales
algunas fueron canceladas y otras reprogramadas como misiones de
exploración lejana.
Entre las misiones de mayor trascendencia se puede mencionar la
realizada el 30 de Mayo en ocasión de planificarse un ataque sobre un
portaviones, el “Invencible”.
La planificación se llevó a cabo en forma conjunta entre la FAA y la
Aviación Naval interviniendo por parte de la primera cuatro aparatos
Douglas A-4C y dos Super Etendard de la Aviación Naval uno de los cuales
transportaría el último de los misiles EXOCET AM-39.
Los dos KC-130 participarían de la misión repostando a los A-4C y a los
SUE de ida y vuelta de la misión.
Habían transcurrido casi ocho horas de vuelo cargadas de tensión. Las
comunicaciones con el radar de Puerto Argentino indicaban que una nueva
actitud era asumida por las PAC inglesas. Estas debían permanecer en
vuelo a gran altura, era evidente que no tenían lugar donde apontar. El
Invencible sin dudas había sido atacado.
Pocos minutos después los dos SUE de la Armada comunicaban mediante
señales que proseguían al continente sin necesidad de un nuevo
reabastecimiento.
La tensión crecía hasta que fueron avistados dos de los A-4C, los que se
reaprovisionaron, y en una corta comunicación informaron de la
irremediable pérdida de los dos restantes aparatos. Sin demora partió la
orden y los KC emprendieron el regreso con el sabor agridulce del saber
que por la misión cumplida se había pagado un precio demasiado alto, dos
Cazadores no volverían.
Si todas esta misiones, sucintamente relatadas, no alcanzaran para
ilustrar la tarea de los C-130 de la FAA entonces mencionaremos una
serie de misiones casi desconocidas, los vuelos destinados a ubicar la
posición de los buques logísticos que aprovisionaban a las unidades que
combatían en tierra y mar y que por su estrategia permanecían fuera del
alcance de los aviones de combate de la FAA y de la Aviación Naval.
La ubicación en el mar no era para nada problemática ya que los B-707 de
la I Brigada Aérea continuamente podían ubicar a estos buques, el
problema era llegar a ellos y ponerlos fuera de combate. Originalmente
los C-130 están en condiciones de transportar un dispositivo que permite
el lanzamiento de bombas de caída libre, pero la FAA no lo poseía y era
impensado poder obtenerlo en esos momentos. La idea de colocar un
dispositivo similar “made in Argentina” comenzó a ser evaluada y
nuevamente el ingenio y capacidad de los técnicos del GT 1, lograron el
cometido.
Se trataba de adaptar un Triple Ejector Rack con capacidad de
transportar seis bombas de 250 Kg c/u al pilón de los tanques de
combustible externos del TC-68. Realizados los correspondientes trabajos
de adaptación y fijado el “Lanzador” comenzaron las pruebas, como no
podía ser de otra manera ¡funcionaba!
La oportunidad para realizar el ataque se presento el 29 de Mayo cuando
se detectó la presencia de un petrolero encargado de aprovisionar a la
Task Force al Norte de las Georgias a dos mil kilómetros de de Comodoro
Rivadavia. Se trataba del Brtish Wye, que sufrió la acción del TC-68
Indicativo TIGRE, el que lanzo las bombas con poca fortuna, no obstante
por lo menos una de ellas hizo impacto en la estructura del buque, el
dispositivo funcionaba y el TIGRE estaba cebado y esperaba por otra
presa.
El día 8 de Junio se presentó la segunda oportunidad para el TIGRE y el
TC-68 con el vicecomodoro Alberto Vianna (Tripulación Nª 7) a los mandos
partió rumbo al Noreste de Malvinas a casi mil kilómetros de las costas
argentinas. En esa ubicación fue detectado un súper petrolero, el TC-68
una vez que ubico al buque sobrevoló este con la intención de que
invirtiera el rumbo y se alejase del sector, su capitán hizo caso omiso
y ese fue su error. El TC-68 se ubicó de forma tal que descargo sus
bombas las que hicieron impacto en el buque registrándose la explosión
interna de una de ellas mientras que otra quedo alojada sin estallar en
su interior. Inmediatamente el averiado buque altera su rumbo para
dirigirse a Brasil donde le es denegada la autorización para tomar
puerto ante el peligro de explosión de la segunda bomba. Esta situación
provocó que el superpetrolero “Hércules”, fuera víctima de otro Hércules, pero alado. El buque finalmente fue remolcado y hundido por su
tripulación mas allá de las 250 MN de las costas brasileras.
Si bien en alguna ocasión estos vuelos fueron identificados con el
indicativo MATILDE, esto nuca ocurrió y el vicecomodoro Vianna conservo
el original de TIGRE.
La acción descripta, logró que el Hércules C-130H TC-68 de la Fuerza
Aérea Argentina, perteneciente al Escuadrón I de Transporte con asiento
en la Histórica I Brigada Aérea de El Palomar había cumplido con éxito
la única misión de bombardeo naval en la larga carrera operativa del
C-130 en el Mundo.
|
El TC-68 configurado para la operación
Matilda en Junio de 1982 (perfil: Javier "Javo" Ruberto). |
|
Los vuelos del Escuadrón I de Transporte se sucedieron durante cuarenta
y cuatro jornadas hasta el día 13 de Junio.
El último de los vuelos realizado por los C-130 tuvo por motivo
transportar a Puerto Argentino un cañón Sofma de 155 mm para el EA y
su munición, una decisión tardía que desgraciadamente ni siquiera pudo
ser aplicada ya que apenas horas después se llegaría al cese de los
combates.
Cumplida ésta misión el TC-65 a cargo del mayor Víctor Borchert embarco
una cantidad de pasajeros entre los cuales se encontraban un grupo de
periodistas de ATC y un reportero gráfico de la agencia TELAM, Román Von Eckestein colega y compañero de trabajo de quien escribe éstas líneas,
comisionado para realizar la cobertura de las acciones en Malvinas.
Con las últimas luces del día el pesado aparato rodó y emprendió el
regreso al continente desafiando los peligros de ser interceptado por
aviones enemigos o por algún misil disparado por buques británicos, los
que a esa altura de los acontecimientos ya se acercaban casi impunemente
a las costas Malvinenses.
El despegue TC-65 acababa de transformarse en el último que los Hércules
efectuaron desde la pista de la BAM Malvinas, después de eternos minutos
de incertidumbre el aparato comenzó a tomar una altura segura y
emprender la última etapa del vuelo que lo conduciría a Comodoro
Rivadavia.
Horas más tarde la batalla por Malvinas llegaría su fin.
Los Británicos a lo largo de setenta y cuatro días, con su abrumador
despliegue de medios jamás pudieron impedir que los Hércules de la FAA
dejaran de operar hasta Malvinas y desde Malvinas, transformándose en la
única comunicación física con las Islas a lo largo de la Batalla.
La pérdida del TC-63 obligó a adquirir un nuevo aparato y así recomponer
la línea de vuelo. Esta compra se vio complicada a raíz del embargo
sancionado por EE.UU. por medio de la enmienda Humprey-Kennedy, lo que
obligo a la FAA a recurrir al mercado civil. En Noviembre de 1982 arribo
al país un Hércules L-100-30 el que fue matriculado
LQ-FAA,
posteriormente fue rematriculado como LV-APW. Este aparato arribo
luciendo un esquema totalmente blanco con una franja longitudinal en
rojo. Con el paso de los años esta máquina ha sido dotada de diferentes
esquemas de pintura, no obstante mantener el blanco envolvente.Su
matrícula también ha variado con los años; la original fue reemplazada
por la matrícula civil LV-APW, en la actualidad esta última ha sido
reemplazada por una matrícula militar ahora el L-100- 30 se ha
convertido en el TC-100.
En estas condiciones las actividades prosiguieron desarrollándose
normalmente hasta nuestros días concretando en todo momento misiones de
diversos tipos, incluso sobre territorios en situaciones de combate,
como las realizadas en 1991 sobre el Golfo Pérsico, misiones realizadas
por el TC-69.
Esta misión no deja de ser importante ya que los miembros del Grupo I
realzaron cuatro incursiones sobre territorios donde se desarrollaban
combates siendo uno de las pocas tripulaciones, fuera de las de la
coalición de la OTAN, autorizadas a volar sobre dichos territorios. De
hecho, las operaciones Aéreas eran supervisadas por la RAF y esta
conocía perfectamente la habilidad de las tripulaciones argentinas para
volar de noche y en condiciones extremas.
Esta acción motivó que miembros de la fuerza aérea italiana colocaran en
el TC-69 un adhesivo que representaba el conocido logotipo del
Superhéroe “Batman”, un héroe de hábitos nocturnos.
De regreso a El Palomar, después de cumplir con la misión en medio
oriente, este adhesivo fue retirado inmediatamente (aparentemente
molestaba a algunos oficiales carentes del necesario espíritu de cuerpo)
del avión y colocado en la puerta de una de las oficinas del hangar de
mantenimiento permaneciendo allí durante varios años.
|
Con matrícula civil
argentina LV-APW rueda por El Palomar el Lockheed L-100-30,
actual TC-100
(foto: Fernando Puppio). |
|
Complementación de los
C-130H: Llegan los C-130B
En el año 1992 la USAF todavía
mantenía en servicio una cantidad de C-130 B los que estaban siendo
desprogramados, algunos de ellos de sus bases en EE.UU. y otras bases
fuera del territorio continental. Estos aparatos, seguramente tendrían
como destino final el legendario depósito ubicado en el desierto de
Arizona, en el área de Davis Mountain AFB.
Seguramente el gobierno Norteamericano y la USAF prefirieron realizar la
donación sin cargo de estos aparatos a países de Latinoamérica,
asegurándose así un negocio consistente fundamentalmente en la provisión
de repuestos y otros servicios a fin de mantener operables a dichas
unidades.
Países como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay, país éste que
no contaba con ningún C-130, serían los países seleccionados par dicha
donación. Brasil fue el único de estos países que rehusó la
transferencia.
El 28 de Febrero de 1992 arriba al país el primero de los C-130B con la
matrícula TC-59 a éste le siguió el TC-58 arribado el 28 de Agosto del
mismo año.
Durante 1994 se sumaron otras tres unidades identificadas como TC-56,
TC-60 y TC-57 los que arribaron el 24 de Enero, el 2 de Febrero y 28
de Octubre respectivamente.
A partir de su incorporación, los C-130B recompusieron la línea de vuelo
de los C-130H, los que paulatinamente habían ido perdiendo su estado
operativo a causa de bajas (TC-62 y 63) y la falta de asistencia técnica
y mantenimiento causado principalmente por la falta de un presupuesto
acorde a las necesidades operativas del sistema.
Un ejemplo de esto se puede obtener contemplando el caso del TC-67, un
C-130H que sufriera un incidente en la VI Brigada Aérea de Tandil. Este
valioso aparato quedó inoperable sufriendo la paulatina y clásica
“canibalización” hasta ser prácticamente desmantelado, llegándose a
vender sus planos (alas) a Paquistan, actuando como intermediaria de esa
operación la ex concesionaria de la también hoy ex FMA, es decir, LMAASA.
Oportunamente la FAA realizó denodados esfuerzos para recuperar la
máquina recurriéndose a Lockheed. Esta envió una comisión que evaluó los
daños, confeccionando un presupuesto de reparación el que ascendía a U$S
5 Millones, un costo imposible de afrontar. Se puede confirmar que
Uruguay ofreció ceder la sección de una cabina perteneciente a un C-130B, lo que se desechó ante la complicación técnica que surgía para
transformar ésta a la versión “H”. También se evaluó trasladar por
tierra la célula hasta El Palomar idea que se abandonó al obtenerse
datos sobre los costos que esto implicaría, alrededor de U$S 500.000.-
sin mencionar los problemas de transportar semejante estructura por la
ciudad y calles de acceso a la I Brigada. No cabe duda que de haber
existido un presupuesto que así lo permitiese el TC-67 hubiera sido
finalmente recuperado.
|
Para 1995, el año de la
toma de esta imagen, la línea de vuelo del Grupo 1
de Trasporte se hallaba relativamente recuperada con
la llegada de cinco C-130B. Entre ellos el TC-59
(foto: Fernando Puppio). |
|
El presente de los
C-130 argentinos
Sin detenerse en ningún momento, los C-130 ha seguido realizando
misiones de todo tipo. Durante Enero del 2010 los Hércules del Grupo I:
TC-60, reemplazado luego por el TC-61, junto al TC-70 tuvieron la tarea
de asistir la logística de la organización del “Paris Dakar”
transportando a las autoridades de la organización del mismo.
El 12 de Enero de 2010 se produjo en Haití un terremoto de grandes
proporciones que dejó a esta isla caribeña totalmente en ruinas,
sumándose así una nueva tragedia a esta infortunada nación.
Inmediatamente la República Argentina acudió en ayuda de la población de
Haití – no hay que olvidar que un importante contingente del EA de la
ARA y de la FAA – la que opera un hospital de campaña- para Naciones
Unidas ya se encontraban en la isla como parte del MINUSTAH o sea la
misión de paz encarada por Naciones Unidas.
Por decisión de la presidente de la nación inmediatamente comenzó un
programa de ayuda recurriéndose una vez mas a los C-130 del Escuadrón I
de Transporte.
El primer avión despachado fue el TC-70 (KC-130H) el que fue retirado
del operativo Dakar 2010; este aparato partió de Palomar el día 15 de
Enero de 2010 con una tripulación reforzada conformada por trece
tripulantes. En este primer vuelo se pudieron transporta insumos para el
hospital de la FAA y como así también personal de sanidad. En total se
enviaron treinta y cinco personas y 10.500 Kg de carga donde se
incluían: antibióticos sueros, pastillas potabilizadoras, insumos para
realizar yesos, gasas y vendas. El despegue del aparato se realizó
pasadas las 18 Hs. para así poder arribar a Puerto Príncipe con luz
diurna ya que de arribar por la noche el aterrizaje sería imposible ya
que las radio ayudas del aeropuerto y las instalaciones del mismo habían
quedado totalmente inutilizadas por el sismo.
La gravedad del terremoto fue tal que la ayuda internacional no se hizo
esperar lo que provoco que el aeropuerto de Puerto Príncipe quedara
colapsado a las pocas horas de comenzada a ser enviada la ayuda. Todo se
complico con la situación en la que quedo la torre de control del
aeropuerto, la que si bien no se derrumbo, quedo totalmente inoperable
por los daños estructurales producidos por el sismo. Esta situación
motivo que los aterrizajes se tuvieran que realizar en condición visual
durante las horas del el día, lo que motivo a su vez que el TC-70 como
otros aviones fueran desviados a Santo Domingo donde esperarían la
autorización para poder trasladarse a Puerto Príncipe.
El TC-70 realizó la travesía en un tiempo de dieciséis horas de vuelo
realizando escalas en Resistencia y Manaos, arribando finalmente a Santo
Domingo a la espera de ser autorizado a volar a Puerto Príncipe. Esta
situación provocó que mientras el TC-70 esperaba para ser autorizado a
despegar hacia Puerto Príncipe arribó a Santo Domingo el segundo
Hércules enviado, el TC-69, debiendo ambos aguardar dicha autorización.
|
El TC-70 en Canadá
durante la última PDM. Al momento de tomar la
imagen, casi todas las superficies externas del
avion estaban decapadas y a la espera de recibir su
esquema de mimetizado estándar (foto: Livio
Mostini). |
|
Este segundo Hércules enviado el día 16 de Enero, otro KC-130H, sería
el encargado de transportar mas ayuda. En este vuelo el EMCFFAA envió
una planta potabilizadora de agua del tipo de osmosis inversa la que
puede procesar una cantidad de seis mil litros por hora de agua. Este
tipo de planta potabilizadora es construida por el Ejército Argentino y
fue destinada en principio para abastecer al Hospital de la FAA en
Puerto Príncipe, lo mismo que los cinco baños químicos enviados con el
mismo destino. Es de destacar que estos últimos tuvieron que ser
adquiridos ese mismo día en horas de la mañana lo que obligó a la
Jefatura IV de Logística a trabajar a destajo para conseguir estos como
el resto de los insumos enviados los que consistían en: antibióticos,
analgésicos y suero fisiológico acumulados en cincuenta bultos.
Este segundo vuelo también sirvió para enviar un refuerzo en la dotación
de médicos, Cascos Blancos, cinco oficiales del Grupo K-9 del Ejercito
de Uruguay que transportaron sendos perros especialmente entrenados para
localizar víctimas sepultadas en derrumbes, también fueron transportados
un grupo de periodistas de distintos medios y un ciudadano haitiano.
El día 19 de Enero arriba a la Estación Militar del Aeroparque Jorge
Newbery el TC-70 transportando los restos mortales del Cabo Primero de
Gendarmería Gustavo A. Gómez los que después de recibir los honores
correspondientes fueron embarcados en un avión Pilatus PC-12 del
Servicio de Aviación de Gendarmería Nacional, con destino a la provincia de Misiones de
donde era oriundo el gendarme caído.
El 24 de Enero a la 03.00 horas de la madrugada, partió el tercer
Hércules se trató nuevamente del TC-70 el que con otra tripulación
reforzada partió rumbo a Santo Domingo con destino final Puerto
Príncipe. En este tercer vuelo se transportaron repuestos para los
grupos electrógenos mas insumos hospitalarios y equipos de
comunicaciones. Adicionalmente se transportaron seis miembros de los
Cascos Blancos y personal de refuerzo para el hospital, un total de
nueve médicos pertenecientes al Contingente Haití XII. El plan de vuelo
del TC-70 en esta oportunidad seria alterado por la necesidad de
aterrizar en Asunción del Paraguay con motivo de transportar a tres
Cascos Blancos paraguayos junto a una cantidad de elementos e insumos
aportados por el vecino país.
El Martes 26 de Enero se registra el arribo a la Estación Militar del
Aeroparque Jorge Newbery del TC-70 el que traía los restos del Teniente
Coronel del Ejército Uruguayo Daniel Martirené Rubial que permanecía
desaparecido desde el día de producido el terremoto. Este oficial
perteneciente al Estado Mayor de la MINUSTAH pereció en las mismas
circunstancias que el Cabo Primero Gómez, al colapsar el edificio donde
funcionaban las oficinas de UN. En dicha estación aérea los restos del
oficial Uruguayo fueron escoltados por una guardia de Honor de la FAA y
posteriormente embarcados en un CASA 212 200FF del Grupo 3 de Transporte
la Base Aérea 1 de la Fuerza Aérea Uruguaya.
El vuelo de regreso del TC-70 no estuvo exento de algunas alternativas
como ser la dificultad de reaprovisionarse de combustible lo que se pudo
realizar parcialmente en Puerto Príncipe y en Santo Domingo
Pocos meses después de estos vuelos humanitarios nuevamente el Escuadrón
I de Transporte fue el encargado de transporta ayuda de todo tipo-
material y humana- al vecino país de Chile también afectado por un sismo
y posterior Tsunami. En esta oportunidad los C-130 de la FAA realizaron
mas de diez vuelos transportando todo tipo de ayuda.
|
El renovado cockpit del TC-61
tras pasar por el programa MATE en 2008 (foto: Guillermo Sentis). |
|
En los dos últimos años los Hércules de la FAA también han sido
utilizados en tareas mas agradables ya que han sido destinados al
transporte del personal organizativo del Rally automovilístico Dakar
2010 y 2011, utilizándose en ambos casos dos aparatos C-130 en las
versiones “B” y “H”.
En el transcurso del mes de Abril, han realizado misiones de evacuación
sanitaria desde el Sector Antártico. En esta oportunidad se evacuó a un
S.O de la FAA afectado por una sorpresiva afección, la gravedad era tal
que el TC-61 se vió forzado a aterrizar en Río Grande (Tierra del Fuego)
no pudiéndose lograr llegar a tiempo para salvar su vida en un centro de
salud. Por el contrario una científica sueca, si pudo ser evacuada con
todo éxito al Continente. También en la base Marambio durante una misión
regular un motor del TC-61 quedó fuera de servicio, a causa de una
ingestión, debiéndose transportar uno nuevo desde El Palomar. El cambio
de motor fue realizado por los mecánicos del GT.I a la intemperie con
una temperatura de -15º C, lo que habla de la calidad profesional y la
vocación de servicio de los miembros de esta Unidad.
Ante la epidemia de Dengue desatada en nuestro país los, C-130
nuevamente fueron requeridos, transportando desde Paraguay ocho equipos
fumigadores los que posteriormente fueron transportados a Catamarca y
Resistencia mediante el TC-69. Los últimos días del mes de Abril los
C-130 tuvieron la tarea de transportar los féretros de un grupo de
Jubiladas que en viaje de regreso desde el Brasil se accidentaran en la
ruta, siendo transportados éstos a Misiones.
Estos son sólo algunos de los hechos y situaciones de la mas importante
Unidad de Transporte de la Fuerza Aérea Argentina. Unidad que pese a su
natural vulnerabilidad nunca dejó de volar de ida y vuelta a Malvinas,
de día y de noche, bajo alerta roja casi constante, transportando todo
lo necesario para el sostenimiento de las fuerzas combatientes,
evacuando heridos, reabasteciendo a los aviones de la propia FAA y de la
Aviación Naval que volaban hacia los objetivos a batir y esperándolos a
su vuelta, prestos a suministrar el necesario combustible para llegar al
continente, transportando piezas de artillería y munición hasta las
últimas horas del desarrollo de la batalla y hasta realizando
reconocimientos a gran distancia sobre el mar.
El precio pagado en este último tipo de acciones fue alto, pues como ya
se ha mencionado, en una de estas acciones se perdió una tripulación y
una aeronave.
Con la confianza en que la entrega de estos hombres no haya sido en vano
es que se he escrito estas líneas y por lo tanto, a ellos, a la memoria
de la Tripulación Nº 15, esta dedicado este trabajo.
Hurlingham, 18 de Julio de 2011
|