En el año 2001 era
instructor de vuelo en Naples, Florida. Naples es una ciudad muy bonita
en la costa Oeste de la península. En el aeropuerto operaban muchos
reactores de negocios que llevaban a acaudalados norteamericanos a jugar
a las doscientas canchas de golf de la ciudad. Además había tres
escuelas de vuelo en ese momento, con unos 30 aviones de instrucción y
unos veintipico instructores que compartíamos la rampa, el circuito de
tránsito y los aeródromos cercanos.
El de Imokalee y el de Marco Island eran los elegidos cuando el tránsito
en Naples aconsejaba llevar bien lejos a nuestros alumnos.
Sucedió una mañana que cuatro instructores estábamos tomando un café
cuando surgió la posibilidad de ir a volar en un Piper Seneca.
La razón, uno de ellos estaba haciendo el curso de Multi Engine
Instructor (MEI).
Para el momento en que uno hacía este curso no solo sabía volar bastante
bien sino que ya tenía la licencia de instructor y la habilitación de
multimotor. Por tanto conocía bastante bien las particularidades de ese
tipo de vuelo y tenía además unas cuantas horas de vuelo como
instructor.
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Recorrido seguido por la aeronave reproducido por el
autor. La emergencia se produjo cuando volando con rumbo
010º aproximadamente, hay un repentino cambio a
280º y nuevamente sigue hacia el norte con rumbo 010º. |
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Un avión multimotor tiene, a diferencia de un monomotor como un Cessna
152 o en Piper Cub, no solo dos motores sino una serie de sistemas que
requieren estudio.
La operación con dos motores es igual a la que se hace con un solo, con
algunas diferencias. Unas obvias como que hay que vigilar los parámetros
de dos motores en vez de uno. Entonces hay que controlar la presión de
aceite, su temperatura, las revoluciones por minuto (RPM), la presión de
admisión, y otros indicadores de cada uno.
Pero el vuelo en multimotor tiene dos diferencias muy importantes con el
vuelo en monomotores: la primera es la Performance:
Cuando un monomotor “pierde” su motor (o sea que este se detiene por la
razón que sea) el piloto sabe que pronto estará aterrizando, tenga o no
tenga una pista cerca. En el curso de Piloto Privado los alumnos se
acostumbran rápido a bajar la nariz para mantener velocidad ante la
“pérdida” del motor (que el instructor simula reduciendo la potencia al
mínimo), buscar algún lugar para aterrizar, en lo posible enfrentado al
viento para reducir la velocidad sobre el piso, y obtener además la
velocidad optima de planeo (que es diferente para cada tipo de avión y
varia con el peso).
Una vez que se encontró una zona de aterrizaje y se planifica la
aproximación hacia ella el piloto inicia una serie de chequeos para
intentar restablecer la potencia. Mientras, debe ajustar el régimen de
descenso y hacer las correcciones necesarias para llegar al piso en la
zona elegida.
También puede pasar que el motor se detenga durante la carrera de
despegue. Si esto ocurre con el avión aun en el piso y con suficiente
pista adelante solo hay que aplicar los frenos suavemente y el avión se
detendrá. Si el avión ya está en el aire el curso de acción depende de
la pista disponible. Si estamos despegando desde Miami International con
un C-152 uno puede estar a 500 pies y aun tener suficiente pista para
descender y aterrizar. Si la pista es más corta habrá que buscar un
lugar despejado para tocar.
Pero más allá de los cursos de acción posibles no hay duda que cuando el
motor se detiene el avión va a empezar a bajar.
En la operación con
bimotores el problema de la performance no es tan crítico porque si
se pierde un motor… aun está el otro. Esto quiere decir que hay más
tiempo para resolver la situación (cumpliendo las listas de chequeo
para intentar re encender el motor) y si el motor no arranca buscar
un lugar apto para aterrizar sin demasiado apuro.
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El
encendido en vuelo de un motor parado y abanderado
esta por encima de la potencia del motor de arranque
de la Piper Seneca. Hay que logar unas
condiciones aerodinámicas determinadas para lograr
el reencendido sea efectivo. (foto Esteban Brea). |
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Aparece entonces la segunda diferencia con el avión monomotor, el
Control de la aeronave:
Los bimotores suelen tenerlos montados en las alas a diferencia de
los monomotores que lo tienen casi siempre montado en el fuselaje.
Esto significa que si uno de los motores se detiene, el avión tendrá
empuje asimétrico. El motor que se detiene pasa de generar tracción
a producir resistencia, que es ayudada por la fuerza generada por el
motor que aun funciona. El efecto es como si alguien hubiera tomado
el avión del ala y lo hiciera girar bruscamente hacia el motor
detenido.
Este efecto se compensa con pedal hacia el motor operativo (la regla
es, “motor muerto, pie muerto) y un poco de alabeo hacia el motor
operativo.
El resultado no es agradable pero permite que un avión bimotor opere
como monomotor sin más límite que el cansancio de las piernas del
piloto. Si el avión tiene esta falla a gran altura o en un día de
alta temperatura la potencia generada por el motor operativo puede
no ser suficiente para mantener el vuelo a ese nivel y al peso de la
aeronave. En ese caso se puede eliminar peso del avión (algo
bastante difícil de hacer a menos que se lleve paracaidistas) o
descender a una altitud en que se pueda mantener el nivel de vuelo
con la potencia disponible.
Todo esto es algo que se aprende en el curso de habilitación de
Multimotor y los cinco instructores que ese día tomábamos sol en
Naples lo sabíamos perfectamente. Ahora uno de nosotros iba a
practicar para obtener su MEI, lo cual significaba operar el avión
desde el asiento derecho en vez del izquierdo, y poder explicarle al
“alumno” todo lo necesario para operar el Piper Seneca (el verdadero
instructor va sentado a la izquierda y actuaba como alumno y
profesor del instructor al mismo tiempo).
A diferencia de la instrucción a pilotos “normales”, cuando un
instructor va con otro el propósito es mostrar toda la envolvente
del avión. Un instructor debe no solo saber volar bien sino conocer
perfectamente las posibilidades y limitaciones del avión en el que
instruye. También hay un cierto grado de egocentrismo y de mostrar
lo que cada uno puede hacer, sin tener un alumno al lado que puede
intentar repetir cualquier cosa que le mostremos, especialmente si
es peligrosa.
Por eso este tipo de vuelos son más relajados que los vuelos de
instrucción normal. Se trata de pilotos ya competentes en un área,
que simplemente aprenden a hacer cosas que ya conocen (operar el
avión multimotor) de formas nuevas (enseñar ese tipo de operación en
vez de solo realizarla).
Tabla de ascenso
con un solo motor operativo para el Piper Seneca
PA-34-200. |
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Todo bimotor tiene
una capacidad de ascenso con un solo motor que depende
de la altitud de densidad, que es la altura a la que
vuela la aeronave, corregida por temperatura no
estandard, y el peso. A mayor altitud y/o peso, menor
será el régimen de ascenso disponible. A ciertas alturas
este régimen será negativo y el avión perderá altura aun
con la máxima potencia continua (Maximimun Continum
Power) aplicada al motor operativo.
Por otro lado esta perfomance no se obtiene solo
aplicando potencia al motor operativo sino volando el
avión en un régimen particular (una velocidad especifica
y con 5 grados de alabeo hacia el motor operativo). |
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Tal vez por esa razón, o
tal vez porque era un día lindo con poco trabajo, terminamos los cinco
instructores en el avión, 2 volando y tres más molestándolos en los
asientos de atrás. Usábamos un intercomunicador que nos permitía hablar
a todos al mismo tiempo, cosa que hicimos.
Éramos instructores, ganábamos dinero por hacer lo que hubiéramos hecho
gratis, y encima teníamos un hermoso avión para ir a jugar.
Mi inglés con acento latino se mezclaba con el ingles escandinavo de un
sueco, el ingles de Shakespeare de una británica y el ingles americano
de los dos únicos nativos estadounidense que componían nuestra
tripulación.
Empezamos a rodar rumbo a la pista 23 de Naples y nos callamos todos por
dos minutos para que los que volaban se comuniquen con la torre y pidan
el permiso de despegue.
Pronto despegamos hacia el Golfo de México y al salir del espacio de
Naples apagamos la radio.
Trepamos a 5000 pies y
empezamos a sobrevolar la zona de trabajo, en el asiento de adelante
iban hablando de las características del avión y practicando
maniobras básicas (virajes, ascensos, descensos y vuelo lento).
Atrás íbamos charlando como si fuéramos pasajeros novatos en su
primer vuelo. Conocíamos la zona ya que la sobrevolábamos tres o
cuatro veces por día, pero siempre había algo nuevo que ver, una
casa rara, una forma en el mar o lo que fuera.
Como el avión volaba a unos 120 nudos fuimos maniobrando para no
alejarnos demasiado de Naples.
Finalmente los dos
pilotos que volaban decidieron practicar procedimientos con un motor. El
plan era apagar uno de ellos, maniobrar el avión así un rato y luego
reencenderlo para el regreso. Nos avisaron lo que harían, para no
asustar a nadie, y luego Beth (nombre ficticio) cortó la mezcla del
motor 2 (el derecho) y mientras se detenía accionó el paso de la hélice
para embanderarlo.
El avión se puso más silencioso cuando el ruido de los motores se redujo
a la mitad. La charla en cabina se detuvo junto con el motor. Todos
sabíamos que lo que pasaba era normal pero hay algo con tener un motor
parado a pocos centímetros de la ventana que llama a silencio.
Asique seguimos volando mientras adelante practicaban maniobras con un
solo motor y pronto estábamos charlando otra vez.
Mientras el avión bajaba suavemente a 100 o 200 pies por minuto. Nada
importante porque estábamos a 5000 pies.
Pronto terminaron con las maniobras y empezaron la puesta en marcha.
-Magnets On
-Aux Fuel Pump On
-Fuel tanks open
-Props Full Forward
-Area libre (y por supuesto gritarle “clear” al aire)
-Starter Engage
La hélice del motor uno giró unos segundos pero no prendió. Nada
terrible, podiamos probar varias veces, pero mejor ver bien donde
estabamos por las dudas, verificar la altura e ir yendo para un
aeropuerto.
Mientras Beth revisaba la lista nuevamente, Tom se fijó donde estábamos
y los cinco llegamos a la misma conclusión: Estábamos equidistantes de
Naples, Fort Mayers e Immokalee pero ninguno estaba muy cerca. Y el
altímetro seguía indicando un pequeño descenso. En ese día de verano en
Florida, cargados con cinco personas, la altitud de densidad no era
suficiente para que el motor que teníamos nos mantuviera en el aire.
Nuestra altitud era ahora de 3000 pies y en descenso. Tom apuntó a
Immokalee ya que estábamos en una final larga de 15 millas para la pista
9.
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Ubicación de los
aeródromos de salida, alternativas y de aterrizaje
en emergencia.
Ver
Emergencia: Piper Seneca en un mapa más grande.
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Empezaron con el
procedimiento de puesta en marcha, esta vez con más urgencia:
-Magnets On
-Aux Fuel Pump On
-Fuel tanks open
-Props Full Forward
-Area libre (esta vez nadie hizo la broma)
-Starter Engage
(cruzamos 2000 pies con 200 pies por minuto de descenso).Nada.
Ahora era una carrera entre el altímetro y la distancia a Immokalee.
Si llegábamos al piso antes de estar en la pista tendríamos que
hacer un aterrizaje de emergencia en un campo. Nuestro vuelo de
diversión se había transformado en una emergencia.
Todos mirábamos el altímetro y la pista que se acercaba lentamente.
El motor 1 seguía girando a potencia máxima continua, impotente para
mantenernos en el aire. Los números de la pista empezaron a moverse
hacia arriba, lo que indicaba que nos quedábamos bajos, el avión se
iba al piso y aun no habíamos bajado el tren ni flaps para no
aumentar la resistencia. Nos ajustamos bien los cinturones y abrimos
las puertas para que no se traben con el impacto. Todos sabíamos lo
que nos esperaba. Todo dependía de Beth y Tom. Ella en su primer
vuelo en el Seneca, el con más experiencia.
El altímetro siguió bajando, y Tom jugó su última carta: Le dio
potencia máxima, más que máxima, todo lo que pudo, al motor uno y
apretó bien la pierna izquierda para enfrentar el torque, el avión
intentó girar a la derecha pero el lo mantuvo alineado, luego lo
redujo a potencia máxima. El chorro de potencia nos elevó un poco, y
empezamos a bajar otra vez, pero ese chorro de potencia nos permitió
llegar a la pista. A 200 pies bajamos el tren y la resistencia
aumentada aumentó el régimen de descenso. Pero ya estábamos sobre la
pista. Tom empezó a tirar para hacer el flare y avión tocó
suavemente.
Salimos de la pista y mientras rodábamos para la cabecera trataron
de re encender el motor otra vez y, por supuesto, arrancó sin
problemas. Asi que, despegamos de Imokalee y nos volvimos a Naples.
¿Que fue lo que hicimos mal? Principalmente que nos distrajimos. Los
5 que estábamos en el avión sabíamos que hacer y como, pero
estábamos volando muy casualmente y eso casi nos cuesta romper un
avión o algo peor. Eramos 5 pilotos en el avión y dos de nosotros lo
operaban. Pero nadie estaba volando. Nadie planificó seriamente que
hacer si el motor no encendía hasta después del primer intento. Si
hubiéramos estado dando instrucción con alumnos nunca nos hubiéramos
alejado tanto de una pista. Salimos ilesos de la emergencia porque
tuvimos suerte, pero si hubiéramos sido más astutos nunca hubiéramos
puesto en esa situación. Fue un vuelo muy lindo que por suerte
terminó bien, y me enseñó que cuando cinco tontos se suben a un
avión no hay experiencia que valga.
La maniobra de arranque de un
motor en vuelo
Por Joss Docker desde
España |
La puesta en marcha en
vuelo de un motor parado y abanderado esta por
encima de las posibilidades del motor de arranque de
la Piper Seneca.
Hay que "ayudarlo" estableciendo un ratio de
descenso generoso. Cosa que a baja altitud cuesta
mucho de hacer. Pero segun indica el manual, las
palas de las hélices no se abanderan a 90 grados si
no que el sistema esta diseñado para que se queden a
menos de 90 grados de manera que el aire de impacto
ayude a hacerlas girar hasta las 500 RPM a las
cuales se abren los cierres inerciales que permiten
que las palas salgan de la posición de bandera. Y
solo entonces el motor podrá sostener la combustión
por si solo y acelerar hasta las 1200 RPM de un
ralentí normal.
Pero eso solo funciona con cierta velocidad y
volando con un solo motor no hay velocidad
suficiente como para que surta efecto, por lo tanto
hay que picar el morro un tanto agresivamente para
que el avión gane velocidad. Pero claro, a costa de
altitud. Y cuando uno esta lejos de un aeropuerto
cuesta mucho dar ese paso.
En el proceso, si todo funciona correctamente, no
debería perderse mas de 500 ft que se pueden
recuperar inmediatamente intercambiando la velocidad
ganada por altitud de nuevo. Uno de los errores mas
comunes en multimotores es no dejar calentar el
motor que acaba de arrancar. El motor parado ha
estado un rato recibiendo aire frío y el bloque
pierde temperatura muy rápidamente. La tendencia del
piloto sin experiencia es darle potencia en cuanto
consigue ponerlo en marcha y esa es una forma muy
efectiva de partir el bloque, o perder la cabeza de
algún cilindro. Hay que planear con antelación el
tener altura para poder volar unos 5 minutos con el
motor recién arrancado al ralentí de manera que
tenga tiempo de ganar temperatura. |
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Buenos Aires, 30 de
Noviembre de 2009
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