Entre el año 2000 y 2001
viví en Estados Unidos obteniendo las licencias de Piloto comercial e
instructor de vuelo allí.
Mis primeros 3 meses los pasé en Fort Worth, operando desde el aeródromo
de Fort Worth Meacham. Vivía junto con otros estudiantes en la zona de
Lake Worth, a solo un lago de distancia de la base Carswell. Desde allí
operaban escuadrones de F-16, F/A-18 y Hercules. En ese lugar estaba y
sigue estando una fábrica de Lockheed Martin a la que lamentablemente no
pude acceder durante mi estadía.
La instrucción que recibía
era en aviones C-172 y como Meacham estaba a solo 5 millas náuticas al
Noreste de Carswell era común sobrevolar la base aérea, dado que a pocas
millas al Este estaba el gigantesco aeropuerto Dallas Fort Worth y su
espacio aéreo clase Bravo que solo podía penetrarse en vuelos
instrumentales (IFR).
Por esa razón casi todos
los vuelos de instrucción salían de Meacham e iban hacia el Oeste, tanto
hacia el Noroeste donde estaba la zona de trabajo (donde los alumnos
pilotos aprendían las maniobras básicas de vuelo como virajes, vuelo
lento o pérdidas de sustentación) como hacía el Sud Oeste donde había
muchos aeropuertos con radioayudas (VOR/ADF e ILS) para practicar vuelo
instrumental.
|
En la imagen satelital
puede observarse con claridad la ubicación de la
base aérea de Carwell, junto a la fabrica de
Lockheed-Martin, y el aeropuerto de Meacham (foto
Europe Technologies / Google Earth). |
|
Siendo ya entonces un
fanático de la aviación militar yo programaba todos los vuelos que podía
para sobrevolar Carswell. Esta manía no quedaba atemperada al ir a casa
luego de los entrenamientos dado que la pileta del complejo donde vivía
daba a la base. Pasé muchas tardes agradables mirando como los aviones
locales hacían circuitos, que se amenizaban con el ocasional B-52 que
iba de visita, además de los T-38 y T-37 que pasaban rutinariamente.
Pasar una mañana mirando mi propio show aéreo era aliciente suficiente
(como si lo necesitara) para ir luego a estudiar reglamentación,
aerodinámica y procedimientos de vuelo por instrumentos.
En una memorable ocasión
sobrevolaba Carswell con 2000 pies (o sea a unos 600 metros de altura)
cuando vi pasar abajo mío un B-52 haciendo una aproximación a la base.
El rugido de sus 8 motores Pratt & Whitney de 17.000 libras de empuje
cada uno, humilló tristemente a nuestro humilde Lycoming de 160 HP de
potencia.
Pero el sobrevuelo más
inolvidable de la base fue una tarde de invierno en que volvía de una
navegación volando un Cessna 172 con el indicativo N996.
Mientras sobrevolamos la base la torre de Carswell nos avisó:
- Cessna niner niner six, Carswell, you have traffic six O´clock. Has
you in sight! Will be overshooting (tráfico detrás suyo los tiene a la
vista y los va a pasar).
Nuestra respuesta fue:
- Cessna niner niner six, looking. Mientras intentábamos ver detrás
nuestro, algo bastante difícil en un Cessna 172.
De pronto vimos un F-16 que
nos pasaba por la izquierda a unos doscientos metros de distancia y a la
misma altura. No debía ir muy rápido pero en comparación con nuestros 80
nudos parecíamos estar parados en el aire. El avión pasó por delante,
dándonos una increíble vista de su tobera y una milla más adelante hizo
un giro a la derecha cruzando nuestra línea de vuelo. En diez segundos
había desaparecido y dejó a su estela dos pilotos civiles que mientras
sobrevolaban el olor a JP5 dejado por el caza soñaban con volar una de
esas increíbles aeronaves.
Pero pronto Carswell nos
pasó al control de Meacham e iniciamos el descenso. Los sueños quedaban
atrás, teníamos un avión que aterrizar.
Buenos Aires, 8 de Octubre de
2009
|