Construir
el aeropuerto de Ezeiza en 1944 fue una de las decisiones más acertadas
del gobierno peronista1,
y a poco que se estudie el tema2,
resulta que fue mucho más que hacer un nuevo aeropuerto, porque en
realidad fue crear una nueva puerta de entrada a una “Nueva Argentina”.
Pero las contradicciones del peronismo tenían que aparecer
inevitablemente en un proyecto de esta magnitud, y por supuesto
aparecieron. Si se lo mira como símbolo, casi no hay nada que discutir,
pero si se lo mira como aeropuerto hay algunos capítulos que se prestan
a alguna discusión. Desde la técnica aeroportuaria, a mi juicio, es
impecable para su momento, pero hubo un problema evidente, durante
muchos años Ezeiza fue un aeropuerto fantasma, casi sin aviones, algo
que se debió, por un lado, al bajo tráfico internacional del país, y por
el otro a la competencia que siempre mantuvo con Aeroparque, un fenómeno
no planificado y anárquico, que posiblemente en el futuro cercano nos
depare nuevos capítulos de incoherencia.
El diseño de Ezeiza se hizo centralizando todas las miradas en el avión,
que resultó el gran protagonista. La “Nueva Argentina” aspiraba a ser
una referencia mundial de la modernidad; dentro del aeropuerto todo
estaba dispuesto para ver los aviones, y esto vale no solo para las
emblemáticas terrazas, sino para todo. Las ventanas del edificio
principal son mucho más grandes del lado aire que del lado tierra.
La terminal (nunca fue un hub) tuvo todo lo que necesitaba tener un
aeropuerto de aquellos tiempos, pero el problema era sin duda la falta
de tráfico, que generaba inmensas capacidades ociosas. Era difícil
conseguir más aviones, por lo que las autoridades de la estación optaron
por tratar de traer más gente, y para ello hubo varios intentos de
atraer al público común para que usara de alguna manera las
instalaciones. En parte lo lograron, porque Ezeiza era, en los años
cincuenta, un paseo ocasional de la clase media que tenía auto, pero
hubo que esperar muchos años para que llegara aquí el concepto claro de
aeropuerto shopping, esto es, un aeropuerto pensado como generador de
ingresos a través de infinitos servicios no aeronáuticos. Todavía
estamos lejos de poder mostrar esto, pero reconozcamos que a partir de
hace unos años la idea está en el aire.
Los dos avisos que traigo hoy fueron publicados en la Revista Nacional
de Aeronáutica en 1953 y 1954 y muestran un esfuerzo para captar público
no necesariamente aeronáutico para el hotel y las confiterías y otros
espacios destinados a la recreación. Nunca vi un balance del aeropuerto,
pero supongo que estos ingresos deben haber sido muy marginales.
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Puede parecer una
foto más de los alrededores de Ezeiza, tomada alrededor de 1950,
pero a mi juicio es una de las mejores fotos del peronismo, en la
que pueden verse casi todos sus paradigmas: la altísima tecnología
(aeropuerto al fondo, autopista), la vivienda popular organizada en
un barrio de techos de tejas (a la izquierda), la acción social con
un hospital y hoteles/colonia, a lo que se suma la recreación
popular con un conjunto de piletas de natación (a la derecha), todo
en medio de una forestación importante (imagen: Archivo General de
la Nación vía Pablo Luciano Potenze). |
Buenos Aires 30 de Agosto de 2011
Notas:
[1] Digo peronista porque
asumo la continuidad de todos los gobiernos que hubo entre el 4 de junio
de 1943 y el 16 de septiembre de 1955, en un único período que no puede
llamarse de ninguna otra manera que no sea peronista.
[2] Hay buena bibliografía
sobre esto, pero no puedo pasar por alto el excelente libro de Anahí
Ballent Las huellas de la politica. Vivienda, ciudad, peronismo en
Buenos Aires 1943 – 1955, Buenos Aires, Universidad Nacional de
Quilmes, 2005.
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