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Historias de Aviación: Una de la Guerra Fría
Lo mejor de lo mejor
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El anuncio de la vanguardista Lockheed para su modelo Starfighter. El propio nombre del avión ya tiene connotaciones futuristas y como todo producto comercial es mostrado como el ideal para su aplicación, en este caso destruir aviones enemigos, en particular rusos  (imagen: archivo  Pablo Luciano Potenze).

 

Texto de Pablo Luciano Potenze.

Nadie compra un avión de combate —y menos un Lockheed F-104 Starfighter— porque ve un aviso en una revista especializada. No hay duda posible, este aviso, que se publicó en la revista inglesa Flight del 27 de julio de 1956 no tenía intención comercial. La cuestión es otra.

En ese momento el tema eran los rusos, y sus hordas de bombarderos atacando occidente. Tan intranquila estaba la población norteamericana que era relativamente común construir refugios antiatómicos en cualquier parte, eventualmente en el jardín del fondo.

En un ambiente tan alienado, una de las misiones básicas del sistema (y el sistema es algo muy amplio) era tranquilizar a la población. Un modo hubiera sido decirle que los bombarderos soviéticos difícilmente pudieran llegar a los Estados Unidos (algo bastante cercano a la realidad), y otro modo —el que comentamos— era decirle que estaban preparados, que tenían el jet más veloz del mundo, el más avanzado, un verdadero misil tripulado, que podía alcanzar y destruir cualquier avión de cualquier tamaño conocido a la fecha.

Tan sofisticado era el avión que su velocidad y su armamento eran un secreto. Más notable en las fotos, aunque el aviso no dice nada, son las tomas de aire del motor, que en una época muy anterior al Photoshop están retocadas para que no se vea su forma real. Eran uno de los secretos mejor guardados del momento.

Más allá de que los jets de combate no se venden poniendo avisos en las revistas, las ventas del F-104 fueron notables, ya que se construyeron más de 2.500 ejemplares, la mayoría en Europa. La fama del modelo fue más discutible, ya que tuvo un amplio record de problemas y accidentes, quizás inevitables en una máquina tan avanzada. En Alemania el modelo fue bautizado Witwenmacher (fabricante de viudas) luego de tener cerca de 200 accidentes en los que murió algo más de la mitad de los pilotos involucrados.

Hay un párrafo en el aviso que habla del bajo costo del avión. Ésta también resultó una historia negra, porque las millonarias ventas del F-104 quedaron opacadas a mediados de la década de 1970 cuando se supo en el mundo que Lockheed había dado coimas a diversos gobiernos para lograr la venta de sus aeronaves civiles y militares, incluyendo los Starfighter comprados por Alemania y los Países Bajos. Las cabezas de Lockheed rodaron en 1976, y el presidente Carter dictó una ley que condenó el pago de coimas a gobiernos extranjeros.

Algo mas e medio siglo separan esta foto de la retocada imagen de Lockheed en el anuncio de la revista Flight. Detalle de la toma de aire del reactor General Electric J79, en este caso de un Witwenmacher alemán (foto: Fernando Puppio - Deutsches Museum).

Buenos Aires 26 de Julio de 2010



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