Historias de Aviación Comercial: Ecuatoriana de Aviación
Una de contrabandistas

Aunque se diga lo contrario, la profesión más antigua que existe en la Argentina es la de contrabandista, y esto es fácilmente demostrable. Mucho antes de que existiera en el río de la Plata algún atisbo de organización política ya había contrabandistas portugueses, franceses e ingleses  operando en la zona, y la creación de los sucesivos gobiernos por parte de la corona española —hasta el virreinato— fueron decisiones tomadas con el objetivo primordial de frenar esta actividad. No tuvieron mucho éxito.

La llegada del transporte aéreo siglos después no cambió las cosas, ya que en cuestión de semanas después de inaugurado el servicio internacional en 1921 ya se detectó un contrabando, y la situación no cambió con los años. Ezeiza, el principal aeropuerto internacional del país, ha sido criticado frecuentemente por sus deficiencias para controlar las mercaderías que pasan por allí, y un fiscal llegó a decir que allí había una aduana paralela.

Para los pasajeros, conocedores de esta tradición, el mecanismo más simple de coimear a los vistas de aduana siempre fue colocar algunos dólares dentro del pasaporte cuando se entrega para ser controlado. Parece pueril y todos lo saben, pero funciona.

Abril de 1989, un momento en el que la guerra de precios entre las compañías latinoamericanas en las rutas a Miami es dramática. Todas tratan de ofrecer algo distintivo, todas llenan los diarios de avisos promocionando sus descuentos, todas —o casi todas— están en un camino que las llevará a la bancarrota.

Dentro de este torneo, Ecuatoriana —que en ese momento era una empresa estatal— publicó el aviso que ilustra esta nota, con la foto de un pasaporte con un billete de cien dólares que asoma de su interior. La alusión a la coima es demasiado directa, pero el titular refuerza la idea de algo turbio, dice “No piense mal”.

Buenos Aires 10 de Diciembre de 2009