Por trabajo me encuentro en Vancouver,
estado de Washington, que es una zona de increíbles contrastes y paisajes
naturales, e ideal para disfrutar de algunos deporte aéreos.
Aprovechando mi estancia en la costa oeste de los Estados Unidos, el 15 de octubre
pasado tuve oportunidad de probar
la sensación de volar en parapente.
Desde siempre la experiencia del vuelo me apasiona, he hecho vuelos en
planeadores, ultralivianos, helicópteros, avionetas, biplanos y aviones
comerciales, una de las "figuritas" que me faltaban era el parapente.
Pensé que como esta es una zona montañosa seria mas fácil encontrar un
lugar elevado, pero el dia que volé se hacía desde un banco de arena
sobre el río Columbia, en vez de hacerlo desde una colina o montaña.
Cabe destacar que el río Columbia separa a los estados de Washington y Oregon,
en el noroeste del país. La base se partida estaba ubicada en un banco
de arena junto al río, en un suburbio de Portland, Oregón.
Antes de comenzar el vuelo, lo fundamental es equiparse para el mismo.
El equipo básico consistió en un casco, un sencillo mono de aviador que
va sobre la ropa y el chaleco salvavidas, pues íbamos a volar sobre el
agua.
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Preparando el ala sobre
la playa. |
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La maniobra desde el banco de arena se
realizo con una cuerda que arrastraba una lancha, como si fuera "parasailing" pero con la
diferencia que iríamos mucho mas alto, hasta los 3000 ft (unos 1000 m)
de altura aproximadamente, y soltaríamos la cuerda para planear hasta el suelo.
Me toco una instructora alemana, Maren Ludwig, muy guapa, que me explico
como haríamos el vuelo y las diversas alternativas del mismo.
Lo mas importante, y probablemente lo mas difícil, es lograr previo al
despegue que el ala se encuentre desplegada sobre la cabeza de la
tripulación, después es mucho mas simple que cualquier otra aeronave que
he intentado volar. El seguir a la lancha no requiere mucho esfuerzo,
salvo mantenerse fuera del radio de giro (en el ala delta o en el
planeador estas maniobras son mucho mas complicadas y peligrosas).
En general me pareció muy simple el vuelo en parapente. Solo hay dos
controles, una cuerda de cada lado que recoge la punta del ala haciendo
que el parapente gire hacia el lado que se realiza la maniobra. También
se puede tirar de las dos cuerdas a la vez, esto actúa como freno y
eventualmente produce una perdida, haciendo que el ala se colapse
peligrosamente.
Una
vez alcanzados los 3000 ft soltamos la cuerda, y prácticamente no se
sintió ninguna diferencia, salvo mas tranquilidad y la sensación de
estar quietos en el cielo. En el planeador o el ala delta cuando se
suelta la cuerda se siente diferente, es mucho mas notable la diferencia
entre volar remolcado ó no.
La posición de vuelo es cómoda, uno va sentado, y la turbulencia se nota
muy poco, apenas unos "saltitos".
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Las aeronaves
electricas gana adeptos segun aumenta sus
prestaciones. En la imagen el Electric Lazair,
basado en un ultraligero diseñado hace más de 30
años por Dale Kramer, miembro de la EAA. |
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Una vez libres en el aire, intente giros de 180 grados hacia la izquierda y la
derecha. Maren me demostró giros realmente escarpados, donde girábamos
como un trombo y se sentía la fuerza centrifuga aplastarnos contra el
asiento. A diferencia de otras aeronaves, en el parapente no hay
controles para subir o bajar, es solo el girar hacia un lado u otro, y
la reacción del ala es también mas suave, por lo que hay que esperar
a que reaccione. La velocidad de vuelo, es constantes y de aproximadamente
unos 40 km/h.
Una vez cerca del suelo, ambos salimos de la silla y nos quedamos
colgados hasta el aterrizaje, donde a ultimo momento el piloto frena el
ala para disminuir la velocidad y tomar tierra.
Lo cierto es que disfrute mucho de la sensación de vuelo y la
experiencia valió la pena. Para completar la experiencia, me gustaría intentarlo desde
montañas y con térmicas, pero eso quedará para la próxima oportunidad...
Washington (Oregon), 22 de Noviembre de 2010
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