El Sailplane Grand Prix (Gran Premio
de Planeadores, o SGP) es una competencia que se aleja de los patrones
convencionales del vuelo a vela buscando acercar y hacer más atractivo
este deporte para el público en general. Patrocinado por la
Federación Aeronáutica Internacional (FAI), el certamen pretende ser
más espectacular y comprensible para el público general que otros
campeonatos de vuelo a vela; lo que aparentemente se logra simplificando
sus reglas de participación y puntuación. En un SGP típico, la cantidad
de participantes no puede superar 20 pilotos, cada serie (o “tarea”)
dura entre 2 y 3 horas, todos los planeadores inician la carrera al
mismo tiempo y el ganador es aquel que llega primero. Las actividades
generalmente se realizan con epicentro en un aeródromo que sirve de
punto de partida y llegada y el sistema de puntuación se asemeja al de
un gran premio automovilístico.
Si bien el interés de crear una competencia de estas características
puede rastrearse hasta la década de 1970, la FAI recién logró concretar
el primer SGP en Saint Auban (Francia) en 2005. A partir de la tercera
edición, el gran premio adquirió su formato actual y comenzó a
desarrollarse mediante varias carreras de clasificación (“qualifying
races” o “qualis”), que se realizan en distintos países del mundo, y un
gran premio propiamente dicho, en el cual participan los dos
mejor clasificados en cada una de las “qualis”.
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Además de competir en
las clasificatorias de Vitacura, Vladimir Foltin es
un activo promotor del SGP y se muestra siempre
afable y atento con los medios... ¡y hasta se hace
de tiempo para saludar a la cámara en plena
competencia! (foto del autor). |
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Sudamérica se integró al
gran premio precisamente en la tercera edición, que se desarrolló entre
2008 y 2009. Y fue Chile el responsable casi excluyente de esa
participación al contribuir con la organización de dos eventos del
circuito: Una clasificatoria en enero de 2009 y la gran final de enero
de 2010, ambas organizadas por el Club de Planeadores Vitacura (CPV)
en el aeródromo municipal “Lo Castillo”, localizado al Noreste de la
capital chilena. Más importante aún, la iniciativa permitió sumar varios
pilotos sudamericanos (no menos de doce chilenos y al menos un
argentino) a un certamen hasta entonces dominado por competidores
europeos. Y, como si esto fuese poco, logró resultados más que
destacables ya que el piloto chileno Carlos Rocca Vidal terminó segundo
en la final de 2010.
La adhesión y logros alcanzados desde la segunda edición por los
volovelistas chilenos garantizaron para ese país un lugar permanente en
el SGP. Y fue así que, en el marco del IV Sailplane Grand Prix
que se viene desarrollando desde abril de 2010, entre el 22 y el 29 de
enero de 2011 Vitacura volvió a ser sede de una “qualifying race” para
la competencia que culminará en Alemania en julio de este año. Y su
realización no hizo más que fortalecer la proyección internacional del
circuito veraniego de competencias de vuelo a vela que se realizan en la
región (SGP y Andes Open en Chile, Campeonato Nacional argentino, etc.);
los que sin dudas aportan proyección sudamericana al 32º Campeonato
Mundial de Vuelo a Vela, que se realizará en 2012 en Adolfo González
Chávez (Argentina).
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La Fuerza Aérea
de la nación anfitriona se hizo presente el último día de
competencia para colaborar con este Cessna L-19A Bird Dog en el remolque de competidores (foto del
autor). |
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La competencia
El certamen está abierto a planeadores de
las categorías Club, Standard, 15 y 18 metros, aunque su reglamento
establece que “el país organizador elige la categoría en la que hará la
competencia”, tal como explicó a Gaceta Aeronáutica el gerente del CPV y
director de la competencia chilena de este año, Arturo Diez Voigt.
Aprovechando esa prerrogativa, Chile optó por hacer su clasificatoria
para planeadores de la categoría 15 metros. Aunque esta elección, de
todos modos, es irrelevante para la gran final dado que en ella “no hay
distinción de categorías, solo es una y la elige el país organizador”,
según afirmó Diez.
La competencia chilena se desarrolló mediante una jornada de preparación
y ocho carreras (una por día) que recorrían distintos trazados asignados
por el director de la competencia. La definición de los tramos corría
por cuenta de Diez y su asesor, Alfonso Soto, y constaba de un
análisis de las condiciones meteorológicas y la revisión del “desarrollo
del campeonato en términos de velocidades, distancias y porcentaje de
arribos para decidir distancia, zona a volar y tiempo estimado de la
prueba”, tal como nos indicó Diez. Para terminar el proceso y contar con
alternativas comparables, proponían e imprimían al menos dos pruebas
posibles y, finalmente, el director se decidía por una.
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El L-19 de la FACH,
varios planeadores en competencia, personal de apoyo
y medios de prensa fotografiados durante el
lanzamiento (foto del autor). |
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Tras un briefing en el cual se exponían a
los pilotos la tarea asignada para el día, el parte meteorológico y las
infaltables instrucciones de coordinación y seguridad en vuelo, los
competidores despegaban en rápida sucesión remolcados por tres Piper PA-18,
un Aero Boero 180RVR o un Cessna L-19. Los planeadores permanecían en
circuito de espera hasta completarse los despegues, momento en el cual
sobrevolaban el aeródromo de Vitacura para que se les diera la orden de
partida. El piloto que recorriera el trayecto en el menor tiempo
cumpliendo el reglamento deportivo, se adjudicaba el triunfo. Y, sumando
puntaje a lo largo de la semana de competencia, se determinó al
vencedor.
Según el reglamento del SGP, el piloto más rápido de cada día recibe un
punto por cada piloto que terminó la carrera detrás de él. El segundo
recibe un punto por cada piloto superado y el proceso se repite hasta el
último piloto que haya completado la tarea diaria, con un máximo de 9 o
10 puntos, según si hubo 9 o más participantes que completaron la
prueba. Los organizadores también pueden otorgan un “bonus point”
adicional al piloto que cruce primero un punto de giro predeterminado y
aplicar una tabla de 30 penalizaciones que descuentan tiempo logrado en
competencia por un piloto y pueden alterar su posición final. Para
controlar el desarrollo de las carreras, los organizadores de la “quali”
chilena emplearon registradores en vuelo provistos por la firma
neocelandesa Spider Tracks y llevaban registro del proceso en el sitio
web Soaring Spot (para acceder a resultados detallados de la
competencia,
click aquí).
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Enmarcado por un
imponente atardecer cordillerano, el ASW 27 del
ganador de la competencia (foto del autor). |
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Los
competidores
Los pilotos en competencia provenían de
seis naciones diferentes. La representación más numerosa, naturalmente,
fue la chilena y aportó cuatro participantes y un “hors concours” (que
participaba pero no competía efectivamente). El segundo contingente más
numeroso era el alemán y estaba integrado por tres jóvenes de entre 20 y
22 años. El resto de los participantes provenía de Argentina,
Eslovaquia, Gran Bretaña e Italia (un piloto cada uno). Si bien la
información disponible es incompleta, el rango de edad más poblado era
el de los veinteañeros (casualmente, los tres participantes alemanes),
aunque compitieron participantes de diferentes rangos de edad entre los
20s y los 70s. Las experiencias de vuelo eran generalmente
proporcionales a la edad de cada competidor y variaban desde las 700
horas del competidor más joven hasta las 5.500 declaradas a Gaceta
Aeronáutica por el italiano Thomas Gostner.
De las aeronaves participantes, 92% eran de fabricación alemana y la
restante era de procedencia polaca (el Diana 2 de Gostner). El
constructor dominante era Schempp-Hirth (75%) y el modelo más común era
su velero Ventus (50%). Los demás constructores participantes eran
Alexander Schleicher (con un ASW-27), PZL-Bielsko (con un Diana 2) y DG
Flugzeubau (con un LS-10). No obstante la cantidad de participantes por
fabricante no aseguraría los resultados más destacados: El constructor
dominante (Schempp-Hirth) solo logró posicionar un aparato en el podio
de los vencedores (el Ventus 2XA de René Vidal, quien calificó segundo)
dado que dos de los participantes minoritarios (Schleicher y Pezetel) se
llevaron los premios de plata y bronce.
Piloto |
Foto |
Aeronave |
Primer puesto
Sebastian Nägel
Alemania
20 años
700 hs. de vuelo
Puntuación final: 50
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ASW 27
Matrícula D-9977
Número de competencia “77”
c/n 27075*
Año de fabricación n/d |
Segundo puesto
René Vidal
Chile
41 años
1.500 hs. de vuelo
Puntuación final: 45
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Schempp-Hirth Ventus 2XA
Matrícula D-2111
Número de competencia “VV”
c/n 1*
Año de fabricación 1994* |
Segundo puesto
Thomas Gostner
Italia
53 años
5.500 hs. de vuelo
Puntuación final: 45
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PZL SZD-56-2 Diana 2
Matrícula SP-3752
Número de competencia “KT”
c/n 562108004*
Año de fabricación 2006* |
Cuarto puesto
Carlos Rocca
Chile
41 años
1.500 hs. de vuelo
Puntuación final: 38
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Schempp-Hirth Ventus 2
Matrícula CC-PQV
Número de competencia “QV”
c/n 109*
Año de fabricación 2000* |
Quinto puesto
Alex Chanes
Chile
Edad n/d
Hs. de vuelo n/d
Puntuación final: 18
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Schempp-Hirth
Ventus 2cT
Matrícula
CC-PQZ
Número de competencia “QZ”
c/n 62/197
Año de fabricación n/d |
Sexto puesto
Vladimir Foltin
Eslovaquia
39 años
3.500 hs. de vuelo
Puntuación final: 16
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DG LS10-st
Matrícula
OM-1010
Número de competencia “10”
c/n L10-017*
Año de fabricación 2009* |
Séptimo puesto
Anton Lugtenburg
Alemania
22 años
870 hs. de vuelo
Puntuación final: 15
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Schempp-Hirth Discus 2B
Matrícula
D-8140
Número de competencia “YB”
c/n 5*
Año de fabricación 1998* |
Octavo puesto
Marcel Reuber
Alemania
21 años
900 hs. de vuelo
Puntuación final: 13
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Schempp-Hirth Discus 2c
Matrícula
D-2868
Número de competencia “NRW”
c/n 27
Año de fabricación n/d |
Noveno puesto
Javier Gaude
Argentina
37 años
2.500 hs. de vuelo
Puntuación final: 10
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Schempp-Hirth Ventus cT
Matrícula
LV-ENX
Número de competencia “3S”
c/n 143*
Año de fabricación 1989* |
Hours concours**
Mario Reyes
Chile
Edad n/d
Hs. de vuelo n/d
Puntuación final: 2
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Schempp-Hirth Mini
Nimbus C
Matrícula
CC-KWE
Número de competencia “WE”
c/n 141
Año de fabricación n/d |
Décimo puesto
Mario Naretto
Chile
73 años
3.600 hs. de vuelo
Puntuación final: 1
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Schempp-Hirth Ventus CM
Matrícula
CC-LWD
Número de competencia “CH”
c/n 89*
Año de fabricación 1992* |
Undécimo puesto
Philip Sturley
Gran Bretaña
60 años
1.600 hs. de vuelo
Puntuación final: 0
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Schempp-Hirth Ventus bT
Matrícula
CC-PQW
Número de competencia “C3”
c/n 36/219
Año de fabricación n/d |
* Los
antecedentes marcados con asteriscos fueron verificados en
las propias aeronaves.
** “Hours concours”, no competía formalmente. |
La carrera del sábado 22 se extendió al
Norte hasta Valle M y al Sur hasta Tinguiririca para volver a Vitacura
tras recorrer 388 Km. El domingo 23 tocó un recorrido de 292 Km. que
llegaba por el Norte hasta Chinco y volvía al origen sobrevolando las
estribaciones de la cordillera de los Andes. El lunes 24 partieron
nuevamente con rumbo Norte hasta Cobre, regresaron al Sur hasta Las
Vizcachas y Tercol para regresar a Vitacura tras competir a lo largo de
201 Km. El martes 25 el circuito ascendió a 300 Km. y voló al Norte
hasta Mochico y al Sur hasta Pirque. El miércoles 26 volvieron a volar
al Norte hasta Chinco y Totoral y volvieron a Lo Castillo recorriendo
428 Km. El jueves 27 recorrieron 437 Km. entre Cuadrada al Norte y
Machalí al Sur introduciéndose buena parte del recorrido en la
cordillera. El viernes 28 partieron rumbo al Sur hasta Tinguiririca y
regresaron a Santiago tras incursionar hasta Río Colorado en un
recorrido de 420 Km. El último día se volaron 294 Km. entre Copín y
Gloria.
Puede decirse que cuatro de los competidores fueron quienes
efectivamente disputaron la prueba: El alemán Nägel, el italiano Gostner
y los chilenos Rocca y Vidal. En la accidentada jornada del 22, cuando
la mayoría de los competidores debieron aterrizar fuera de Vitacura por
condiciones adversas, los dos pilotos chilenos y el italiano rescataron
los primeros siete puntos de esta “quali”. A partir del segundo día,
Nägel se encaramó al primer lugar y los tres volovelistas restantes
comenzaron una dura lucha por la segunda vacante para participar en
Alemania 2011. A pesar del excelente comienzo registrado por Rocca, fue
Vidal quién más progresó en la segunda mitad de la competencia hasta
superar tanto a su compatriota chileno como al sólido competidor
italiano que tripulaba el Diana 2 de matrícula polaca.
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Tan pronto aterrizaron
en Vitacura el último día de competencia, todos los
planeadores de procedencia extranjera fueron
higienizados, desarmados y estibados en un
contenedor para su redespacho hacia Europa (foto del
autor). |
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Impresiones de primera mano
Según los testimonios recogidos por Gaceta
Aeronáutica al término de la competencia, las clasificatorias chilenas
del SGP fueron un éxito rotundo. Por una parte, los pilotos contactados
se mostraron satisfechos con la competencia, tanto en sus aspectos
deportivos como organizativos. Según el eslovaco Foltin, por ejemplo,
“el nivel del SGP en Santiago es muy alto y eso hace que este sitio sea
atractivo para los pilotos extranjeros” ya que el medio es “excelente
para este tipo de carrera”. El alemán “Toni” Lugtenburg, por su parte,
rescató las experiencias aprendidas en sus “ocho semanas volando en
Chile” y la posibilidad de aprender “de las estrellas locales”. El
británico Sturley, quien se confiesa enamorado del vuelo a vela en Chile
(ha competido en el país no menos de nueve veces), rescata que “la
fórmula del SGP es muy buena, y las condiciones excelentes pero
desafiantes, [cuando vuelas] en la Cordillera de los Andes”. Y el
crédito local, René Vidal, alabó el alto nivel de competidores
convocados: Gostner “venía de obtener un tercer puesto en el mundial
reciente de Hungría”, Rocca “obtuvo el segundo lugar en el mundial Grand
Prix 2010” y Sebastian Nägel, “la revelación que demostró ser un piloto
con mucha virtuosidad a sus 21 años”.
Pero los elogios de los pilotos no hacen caso omiso de las complejidades
de la competencia. En la apreciación de Sturley, casi todas las carreras
diarias fueron difíciles “porque Arturo Diez y su equipo fijaban cada
tarea para probarnos de distintas maneras”. Aún a pesar de su
experiencia local, Vidal también aseguró que “todas [las pruebas] son
difíciles”, algunas veces desde el punto de vista físico, otras desde el
mental y otras desde el competitivo, ya que hay “que saber tomar la
decisión adecuada para no cometer un error que te puede costar muchos
puestos”. La orografía cordillerana aportó también su cuota de desafío.
Foltin nos confió que el vuelo allí “es tan esquemático como volar en
otras montañas; pero como los Andes no son tan conocidos, hay formas de
descubrir rutas más rápidas, particularmente en la alta montaña”. Y
Sturley ensalza la competencia andina ya que “es muy diferente a volar
en los Alpes o los Pirineos, dado el inmenso tamaño de las montañas o el
hecho de que están orientadas de Norte a Sur… lo que significa que el
sol calienta ambos caras de las cimas y te permite alcanzar mayores
velocidades promedio”. Y sustenta esta afirmación indicando que “la
velocidad promedio superior a 130 Km/h alcanzada en este SGP fue
excepcional”.
Los tres pilotos europeos entrevistados no
parecieron darle mucho peso a las condiciones meteorológicas. Foltin nos
confió que estas “no tuvieron impacto significativo”, Lugtenburg aseguró
no creer que fueran “un factor importante ya que todos [los
competidores] están bajo el mismo clima” durante la regata y Sturley se
mostró satisfecho por la posibilidad de volar todos los días, “lo que es
extraño en una competencia en Europa”. Pero el subcampeón Vidal, que
jugaba de local, expresó una percepción diferente al señalar que “la
meteorología afectó al campeonato en general [y] hubo días muy raros”. A
pesar de ello, pocos pilotos mencionaron haberse visto obligados a
aterrizar anticipadamente y Lugtenburg, que lo hizo dos veces en
Rancagua, aseguró que el apoyo fue casi instantáneo. Gracias al
seguimiento satelital, las autoridades del club organizador “enviaron el
avión remolque antes que yo les avisara”, nos confió. Con todo esto
dicho, nuestros cuatro entrevistados aseguraron tener al próximo SGP
chileno entre sus principales prioridades competitivas.
Los organizadores tampoco se quedan atrás a la hora de sacar “cuentas
alegres” y proyectar un futuro venturoso para el SGP de Vitacura. EL
director competitivo Arturo Diez aseguró que “el directorio del CPV y
todos los socios están contentos con la participación” en el SGP y, con
ella, pretenden “hacer un aporte al país en términos de ser un icono de
actividad y turismo” a la par de otros atractivos nacionales tales como
las Torres del Paine, la Isla de Pascua o los vinos chilenos. De cara a
la sociedad local, buscan que “los chilenos se sientan orgullosos de sus
pilotos y sientan a la aviación, y especialmente a los planeadores, como
algo propio del país”. Esto tiene el doble efecto de hacer contrapeso a
“los ataques que genera un aeródromo dentro de una ciudad” y facilitar
“una forma ventajosa de relacionarse” con las autoridades nacionales. Y
René Vidal, competidor e integrante del comité organizador, rescató una
ventaja esencial del evento. Tal como los lectores podrán apreciar en
las imágenes de esta nota, el SGP “ha demostrado ser un producto
atractivo para los auspiciadores”. Gracias a todos estos factores, Diez
y los socios del CPV se muestran entusiasmados con la perspectiva de
volver a ser sede del Grand Prix o una “quali” en 2013 y a “continuar
así, en el juego, cada 2 años”.
Santiago de Chile 6
de Junio de 2011
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