Desde siempre los estados han estado
involucrados de una u otra manera en el transporte aéreo, y su actuación
en este campo ha sido motivo de controversias. Algunas naciones tienen o
son socias de empresas comerciales, otras —considerando que se trata de
una cuestión de bien público— forman aerolíneas sin fines de lucro,
algunas prefieren subsidiar —de modos muy diversos— a emprendimientos
privados, y existen otras formas, algunas no muy claras.
El caso argentino
Podría decirse que la
política aerocomercial argentina comenzó durante el gobierno de Alvear,
cuando en 1927, se firmó el primer contrato con la Compagnie Générale
Aéropostale para el transporte de correspondencia. Era un contrato
claramente monopólico, firmado con una empresa extranjera a la que se le
daba un beneficio cierto sin que se hubiera hecho ningún tipo de
concurso previo, y tan clara era la cuestión del monopolio que en los
considerandos del decreto del
10 de
junio de 1927, hay una vergonzante defensa de que el contrato no era
monopólico1.
Los franceses no pudieron
cumplir con todo lo que prometieron, pero pusieron el germen de las
líneas aéreas patagónicas actuales con la creación de Aeroposta
Argentina, una empresa de capital francés que operó entre Bahía Blanca y
Río Gallegos entre 1929 y 1937, año en que fue comprada por capitales
argentinos que negociaron con el Estado un contrato de subsidios para la
prestación de transporte aéreo con reglas claras en materia de
obligaciones asumidas por ambas partes. Tampoco hubo concurso.
Cuando Aeroposta se hizo argentina incorporó aviones modernos (Junkers
Ju52-3m) e inauguró la ruta Buenos Aires - Río Gallegos, que explotó con
notable regularidad. Para los estándares de la época, era una compañía
moderna y bien equipada, que daba un servicio acorde con la demanda.
No había en ese momento una política nacional expresada como tal, pero
sí había una Dirección de Aviación Civil, dependiente del Ministerio del
Interior y creada en 1931, que tenía a su cargo el transporte aéreo.
Había una
conciencia clara de que debía formularse una política aérea, y así fue
que en 1937 la Dirección solicitó al Poder Ejecutivo su fijación, para
lo que éste encargó a una sola persona, Eduardo J. Bullrich, el estudio
del problema. Esta decisión detuvo un proceso de licitación de rutas que
estaba proyectado, pero no impidió que se diera la ya mencionada
autorización a Aeroposta y otra a Panagra para volar a Asunción con
escalas optativas en Concepción del Uruguay, Concordia, Monte Caseros,
Goya, Corrientes y Formosa, con lo que en la práctica se estaba
autorizando un nuevo servicio doméstico2.
|
Reunión del comité fundador de la revista Sur en
casa de Victoria Ocampo en 1931. De izquierda a
derecha, de pie: Eduardo Bullrich (el autor del
primer gran trabajo encarado por el Estado sobre
transporte aéreo en la Argentina), Jorge Luis
Borges, Francisco Romero, Eduardo Mallea, Enrique
Bullrich, Victoria Ocampo y Ramón Gómez de la Serna.
Sentados: Pedro Henríquez Ureña, Norah Borges de
Torre, María Rosa Oliver, Carola Padilla y Guillermo
de Torre. Sentados en el piso: Oliverio Girondo y
Ernest Ansermet. Sobre la mesa: una foto de Ricardo
Güiraldes, tío del comodoro. |
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El trabajo de Bullrich dio lugar a un libro
de más de 650 páginas, que llega a tres conclusiones absolutas y 115
secundarias. Las primeras, que hoy siguen siendo válidas, fueron:
• “Es previo a toda realización u
organización en lo que respecta a comunicaciones aéreas que el Estado
fije la política que ha de seguir en materia de aviación civil y
comercial.
• “Cualquiera sea la política general que en materia de comunicaciones
aéreas adopte el Estado, debe existir una ley que fije los principios
fundamentales de esa política...
• “Cualquiera sea la política aérea que el Estado adopte, y la ley y
reglamentaciones que se dicten, se requiere la existencia de un
organismo con autoridad suficiente para aplicarlas...”
En el resto, que vale la pena leer en
detalle, se sugiere entre otras cosas la firma de acuerdos bilaterales
para regular el tráfico internacional, la búsqueda de alguna competencia
en el tráfico interno, la exigencia de nacionalidad argentina para los
explotadores domésticos, y la propuesta de que todas las líneas de
explotación privada o mixta se adjudiquen por concurso.
Analiza el tema de los subsidios, fija pautas precisas para la
adjudicación de las concesiones, y establece planes de rutas para la
adjudicación de los servicios.
Finalmente, hace una propuesta de ley orgánica de la Dirección Nacional
de Aeronáutica Civil, un proyecto de reglamentación de los servicios de
aeronavegación comercial y un plan de rutas, bastante más
descentralizado que los que vinieron después.
En ningún momento se habla de participación militar en los servicios
aéreos.
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Junkers Ju52-3m |
Junkers Ju52-3m |
Junkers Ju52-3m y Dewoitine 333. |
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Las desventuras de
Aeroposta Argentina
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Tapa del
número 1 (1938) de la revista Aeroposta Argentina, la
primera revista de a bordo que se repartió en un
servicio aerocomercial argentino. Una lectura de su
contenido nos muestra una promoción importante de la
ruta a Bariloche que la empresa estaba programando y que
no pudo poner en marcha por la acción de LASO (imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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Luego de su relanzamiento en 1937 Aeroposta
Argentina fue una empresa exitosa y eficiente, que, como suele ocurrir
en el sistema capitalista, empezó a pensar en crecer estableciendo
nuevas rutas.
En diciembre de 1937 realizó algunos vuelos en la zona de Nahuel Huapi
en colaboración con una comisión científica que estaba realizando
estudios en la zona, después de lo cual se solicitó un permiso para
realizar vuelos comerciales experimentales, que llegó con el decreto
17.472/38 que los autorizó desde diciembre de 1938 hasta abril de 1939.
Los términos del decreto eran terminantes en fijar la fecha de
finalización de la autorización, que no sería revocada, y que no daría
lugar a ningún derecho adquirido para el momento en que el Estado
decidiera sacar la ruta a concurso.
Aeroposta Argentina hizo algunos pocos vuelos a Bariloche, y adquirió un
terreno de 100 hectáreas junto al lago Nahuel Huapi para construir un
aeropuerto y, con estos antecedentes, en 1939 pidió al Ministerio del
Interior (Dirección de Aviación Civil) autorización para habilitar esta
ruta.
Pero la autorización no llegaría nunca, a la vez que tampoco se cumplió
la propuesta de hacer un concurso.
En consecuencia la expansión de las rutas de Aeroposta quedó limitada a
la habilitación de más frecuencias, y hubo que esperar hasta 1944 para
que se la autorizara a volar a Lago Buenos Aires, Cañadón León y Lago
Argentino (hoy El Calafate), también sin que haya habido un concurso.
Tampoco hubo ley orgánica, ni planes de rutas, ni política definida.
Los militares vienen
marchado
La explicación de por qué Aeroposta
Argentina no pudo volar a Bariloche es política. En ese momento el
Ejército había decidido establecer una línea militar sobre esa ruta, y
no querían competencia comercial.
Según se relata
en la historia oficial de LADE, el coronel Antonio Parodi —un piloto con
muy buenos antecedentes como tal— soñó con crear una línea aérea
militar, y elevó un expediente proponiendo su creación. Tenía un as en
la manga, porque el Ejército acababa de comprar3
una flota de trimotores Junkers Ju52-3m aptos para encarar la tarea
(eran casi iguales a los de Aeroposta Argentina), pero el único
fundamento que se consigna para la instalación del servicio son algunos
petitorios de los pobladores de la región. No se conocen estudios de
demanda ni planes concretos de desarrollo realizados por las autoridades
nacionales.
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Logotipo
de LASO, en el que se ven las formas Líneas Aéreas del
Estado y Aero Argentina. Esta última fue la designación
utilizada por una línea aérea militar que operó unos
meses en 1934 (imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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Logotipo actual de LADE (imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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Lo concreto es que el 19 de julio de 1940 el vicepresidente Castillo (en
ejercicio de la presidencia) firmó el decreto 67.777 que creó la Línea
Aérea Sud Oeste (LASO) sobre la ruta Buenos Aires – Santa Rosa – Neuquén
– Bariloche – Esquel.
Los considerandos de la norma hablan de los pedidos de la población y
asumen que “la carencia en la actualidad de fáciles vías de comunicación
en las zonas que la línea ha de recorrer, evidencian que nos encontramos
frente a una necesidad colectiva, que requiere el establecimiento de un
servicio público, cuya prestación es un deber o una función social del
Estado”, rematando con la frase “hasta tanto se establezca el régimen
legal de la Aeronáutica Civil o llegue el momento de organizar
definitivamente con carácter Civil y Comercial los servicios”.
Estos dos párrafos encomillados merecen un comentario profundo. El
primero es una falsedad, porque en ese momento había enlaces
ferroviarios bien establecidos entre Buenos Aires y todas las escalas
(salvo para el caso de Esquel, en el que la vía estaba en construcción)4
y el segundo abre el interrogante (aún sin respuesta) de cuándo fue, es
o será ese momento.
Adicionalmente, el artículo 6º establecía que el transporte de pasajeros
y correspondencia se ajustaría a la reglamentación que prepararían de
común acuerdo los ministerios de Interior y Guerra, lo que
indirectamente daba a este último injerencia en la reglamentación de
cuestiones que en ese momento estaban exclusivamente en la órbita de la
Dirección de Aviación Civil, que dependía del primero.
La historia dice que el primer vuelo a Bariloche llegó el 4 de
septiembre de 1940, y desde ese día las líneas aéreas del estado operan
en esa ruta sin interrupción.
Hasta entonces los comandos de la aviación militar estaban orientados a
funciones de combate, pero en 1941 se creó la Agrupación Transporte que
se hizo cargo de LASO, e inició estudios para establecer otro servicio,
esta vez a las Cataratas del Iguazú, que fue aprobado por decreto
9.235/43 y comenzó a operarse a principios de 1944 con el nombre de
Línea Aérea Nor Este (LANE), en la ruta Buenos Aires - Colonia Yeruá -
Monte Caseros Posadas - Iguazú, prolongándose luego a Asunción. La
situación en este caso era distinta, porque los servicios ferroviarios
no llegaban a Iguazú, y los vuelos a Asunción habían sido abandonados
por la conflictiva Corporación Sudamericana de Servicios Aéreos. En 1945
se añadió a la red el tramo Posadas - Resistencia - Clorinda, que
tampoco tenía enlaces ferroviarios5.
LASO y LANE, desde el primer momento, usaron también el nombre de Líneas
Aéreas del Estado, que terminó desplazando a los originales con su
acrónimo LADE.
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Pasajeros transportados por Aeroposta Argentina y
LADE entre 1937 y 1946, según documentos de las
mismas. Hoy parecen cifras insignificantes, pero se
aprecia bien que la tasa de crecimiento en esos años
era importante, y que LADE en 1946 y 1947 fue la
mayor transportista del país. |
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Las líneas aéreas militares
Las líneas aéreas
militares son una realidad del transporte aéreo latinoamericano y han
conocido formas diversas. Una aproximación al tema nos dice que:
• Chile creó en 1929 la
Línea Aeropostal Santiago – Arica, que fue absolutamente militar hasta
1932, cuando pasó a la esfera civil.
• Paraguay, en 1944, formó la Línea Aérea de Transporte Nacional (LATN),
una organización militar que voló al interior del país hasta alrededor
de 1960. También funcionó Transporte Aéreo Militar (TAM) entre 1954 y
1998.
• Bolivia, sin una fundación en fecha precisa, tiene su Transporte Aéreo
Militar (TAM), que opera desde alrededor de 1950 y sigue funcionando.
• Uruguay tuvo su Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU) creado en
1959, que alguna vez funcionó como línea aérea de fomento dentro de un
esquema raro.
• Ecuador fundó en 1962 sus Transportes Aéreos Militares del Ecuador
(TAME) con la intención de servir a localidades aisladas y tener una
fuente de ingresos. Opera en la actualidad con A-320 y EMB-190 y hace
además vuelos internacionales.
• Colombia creó en 1962 el Servicio de Aeronavegación a Territorios
Nacionales (SATENA) para servir zonas que estaban fuera de las rutas de
los grandes transportistas. Originariamente fue una dependencia de la
fuerza aérea, y luego pasó a depender del Ministerio de Defensa. Hoy
está en proceso de privatización.
• Perú creó TANS Peru (Transportes Aéreos Nacionales de Selva), otra
aerolínea militar, que funcionó entre 1963 y 2006.
El devenir de LADE
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Rutas de
LADE en 1963, antes de orientar sus servicios hacia la
Patagonia. Con excepción de Mendoza-Bariloche, todos los
servicios tenían cabecera en Buenos Aires. Las
frecuencias eran una o dos semanales (elaborado según
datos de Boletín Estadístico Aeronáutico - imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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En 1945 se estableció
por fin en la Argentina una política aeronáutica. El eje de la misma fue
la creación de la Secretaría (luego Ministerio) de Aeronáutica, un
organismo que en teoría no era ni civil ni militar sino las dos cosas, y
entendía en todo lo que tuviera que ver con el vuelo, sobre la base de
la teoría del poder aéreo indivisible.
Se estableció entonces el régimen de las líneas aéreas mixtas (decreto
9.358/45), que permitió poner al país a la altura de lo que estaba
pasando entonces en el mundo, y ése hubiera sido el momento exacto para
dar por terminada la actuación de LADE, pero no fue así porque se lo
convirtió en el organismo ejecutivo de la política aérea internacional
de la Nación, algo muy distinto de volar a Bariloche en Junkers, y a
partir de allí la organización militar se vio envuelta en la red de
intrigas que fue la creación de la Flota Aérea Mercante Argentina
(FAMA), una empresa que si bien estableció los primeros vuelos con
bandera argentina a Europa tuvo demasiados problemas de organización y
operativos, con un déficit muy importante.
En 1949 las sociedades mixtas pasaron a la órbita estatal, y sobre esa
base se creó Aerolíneas Argentinas en 1950. Otro buen momento para hacer
desaparecer a LADE, que no tenía ninguna función clara dentro de una
política relativamente bien escrita, pero la organización subsistió y se
fue achicando en la medida en que lo hacían presupuestos de la Fuerza
Aérea.
En 1956, luego de la caída de Perón, se definió una nueva política
aerocomercial, que abría las puertas a las empresas privadas, y esta vez
hasta el brigadier Abrahin, ministro de Aeronáutica de Frondizi, informó
personalmente a la prensa el 31 de diciembre de 1958, que en forma
progresiva y paulatina LADE iría retirando sus servicios para volver a
su misión específica que era el transporte militar. Los servicios se
achicaron y llegaron a su mínima expresión, pero LADE subsistió y siguió
volando a Bariloche y a alguna que otra escala.
La teoría era que los vuelos salían casi gratis porque, aunque no
existiera LADE, la Fuerza tendría que hacer vuelos de esa naturaleza
para mantener su aptitud, y de este modo se prestaba un servicio a la
comunidad. Es atendible, pero discutible, sobre todo cuando el principal
destino era Bariloche.
Aerolíneas Argentinas y el Boeing 737
Durante el gobierno de
Onganía se tomó la decisión de convertir a Aerolíneas Argentinas en una
empresa moderna y rentable. Con ese fin se incorporó a la flota el
Boeing 737 y se buscó eliminar definitivamente los aviones de hélices.
Evidentemente esto significaba abandonar muchas escalas servidas con los
Avro 748, que no se podían operar con reactores. En algunos casos esto
se hizo sin demasiadas quejas, pero en la Patagonia las cosas fueron
distintas, porque la región en ese momento (fines de los años setenta)
tenía problemas de comunicación evidentes.
La solución fue potenciar a LADE que pasaría de ser un organismo
casi insignificante a convertirse en una línea aérea de cierta
envergadura. Se compraron nuevos aviones (Fokker F-27 y DHC-6 Twin Otter,
que en ese momento eran de lo mejor que podía pensarse para esas rutas),
y se lanzó un plan de trabajo realmente interesante, porque con cabecera
en Comodoro Rivadavia y Río Gallegos, adonde llegaban los jets de
Aerolíneas Argentinas, se establecieron servicios a una veintena de
destinos patagónicos6.
Por supuesto esto significó el acondicionamiento de los aeropuertos, la
creación de agencias e infraestructura comercial, y el establecimiento
de regímenes laborales adecuados.
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Pasajeros transportados por Aerolíneas Argentinas,
LADE y las empresas privadas y mixtas, 1955/63. La
magnitud comparativa de LADE es minúscula (elaborado
según estadísticas de la Fuerza Aérea y memorias de
Aerolíneas Argentinas). |
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Los nuevos servicios tuvieron tarifas reducidas y apoyo financiero
directo del arma. Cuando se sancionó la ley 19.030 LADE ingresó en el
régimen de la complementación económica federal para las tarifas no
retributivas, lo que disminuyó la participación de la Fuerza Aérea y
mejoró la atención al pasajero.
Pero esa ley —que todavía está vigente— le regaló a LADE el artículo 48,
que establece que “cuando exista un interés nacional para la integración
de zonas en que las necesidades públicas de transporte aéreo no se
hallen satisfecha, podrá autorizarse la realización de servicios de
fomento, que son aquellos que se prestan sin perseguir fines de lucro”.
A partir de ese momento la organización se autodefinió como línea de
fomento y operó sin preocuparse mucho por saber si las necesidades
estaban satisfechas en las rutas que operaba, que muy lentamente iban
mejorando sus servicios públicos terrestres.
A mediados de los años setenta el concepto de línea aérea patagónica
basada en la Patagonia cambió, porque con la incorporación de los Fokker
F-28 los vuelos empezaron a tener cabecera en Buenos Aires e hicieron
algunos tramos tan poco explicables como Aeroparque – La Plata. En enero
de 1980 la red regular de LADE tenía 31 escalas; Bariloche, Buenos
Aires, Comodoro Rivadavia, Covunco, El Bolsón, El Maitén, Esquel,
Gobernador Gregores, José de San Martín, La Plata, Lago Argentino,
Necochea, Neuquén, Perito Moreno, Pico Truncado, Puerto Deseado, Puerto
Stanley, Río Gallegos, Río Grande, Río Mayo, Alto Río Senguerr, Río
Turbio, San Antonio Oeste, Sierra Grande, San Julián, San Martín de los
Andes, Santa Cruz, Sarmiento, Trelew, Ushuaia y Viedma. Por supuesto
esto era posible porque había subsidios.
Aportes federales recibidos
por LADE (1971-1981)
(En pesos de cada
año, elaborado según resoluciones) |
Norma |
Concepto |
Monto
|
Res.
285-SST/72 |
2° semestre de
1971 |
2.362.229 |
Res. 29-SST/73 |
Complementación económica 1º semestre 1972 |
4.056.710 |
Res. 59-SST/73 |
Complementación económica 2° semestre 1972 |
3.832.727 |
Res. 162-SETOP/73 |
Complementación económica 1973 |
15.005.420,88 |
Res. 461-SETOP/74 |
Complementación económica 1974 |
20.488.508,23 |
Res. 497-SETOP/75 |
Complementación económica preventiva 1975 |
23.212.391,10 |
Res. 944-SETOP/76 |
Ajuste
Complementación económica 1975 |
43.652.116 |
Res. 466-SETOP/76 |
Complementación económica preventiva 1976 |
254.725.735 |
Res. 992-SETOP/77 |
Complementación económica preventiva 1977 |
593.540.601 |
Res. 1. 127-SETOP/77 |
Ajuste
complementación económica 1976 |
175.981.415 |
Res. 714-SETOP/78 |
Complementación económica preventiva 1978 |
972.219.771,70 |
Res. 236-SETOP/79 |
Complementación económica preventiva 1º semestre 1979
|
1.405.082.669 |
Res. 470-SETOP/79 |
Complementación económica preventiva 2º semestre 1979.
Ajuste complementación económica 1978 |
1.394.893.052
1.382.445.517 |
Res. 420-CJFA/80 |
Ajuste
complementación económica 1979 |
1.112.755.024 |
Res. 246-CJFA/80 |
Complementación económica preventiva 1980 |
3.113.541.242 |
Res. 220-CJFA/81 |
Complementación económica preventiva 3 primeros trimestres 1981 |
6.815.495.384 |
Res. 346-CJFA/81 |
Complementación económica preventiva 4° trimestre I981 |
2.178.642.475 |
Los fines de lucro
Durante los años setenta la base ideológica
de LADE (la línea de fomento) sería torpedeada por medidas que la
asimilaron a una empresa de fines de lucro, aunque siguió siendo una
dependencia militar que se fundaba en el fomento.
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Rutas
operadas por LADE en 1978 (imagen: archivo Pablo Luciano
Potenze). |
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El decreto 2.145/73, firmado por Lanusse
poco antes de dejar la presidencia, asignó al Comando en Jefe de la
Fuerza Aérea el monopolio de los servicios de rampa de los aeropuertos
argentinos, que hasta ese momento cada empresa se prestaba a sí misma.
El resultado de esta decisión fue que los depósitos fiscales de Ezeiza
pasaran a ser administrados por LADE.
Ya en tiempos del gobierno peronista, el
Decreto 425/74 autorizó a LADE en 1974 a prestar servicios de carga
regulares internos e internacionales, dando prioridad a la carga oficial
y a la captación de nuevos mercados para la industria nacional.
A partir de esto la aerolínea de la Fuerza
Aérea comenzó a desempeñarse en un rubro absolutamente comercial, que
nada tenía que ver con la operación de una línea aérea de fomento. En
ese momento las consecuencias que podía traer esta decisión pasaron
desapercibidas, pero en el largo plazo, estas medidas darían lugar a
algunos de los conflictos más serios de la historia del transporte
argentino.
Todo siguió con pocos altibajos hasta que
llegó la crisis de la deuda, posterior a la Guerra de Malvinas, que dio
lugar a un recorte brutal de los presupuestos militares, algo que
significó que a partir de 1984 la oferta de LADE se redujera a la mitad.
Se siguieron sirviendo las mismas rutas, pero con sólo dieciséis vuelos
semanales y tres quincenales.
El gobierno de Alfonsín, en una
decisión harto discutible, instruyó a las fuerzas armadas para que
utilizaran sus capacidades para generar ingresos, lo que abrió las
puertas ala Fuerza Aérea para vender servicios aéreos de todo tipo. Como
la herramienta disponible era LADE, por intermedio de ésta se comenzaron
a alquilar todas las máquinas no armadas de la institución (Boeing
707, Fokker F-28, Lockheed L-100 y Hercules, Fokker F-27, DHC6 Twin
Otter y diversos modelos de helicópteros). Poco importó que fueran
aviones militares, cuando fue menester se los rematriculó de urgencia
con el prefijo LV.
Dentro de los agitados
conflictos de todo tipo que ocurrieron en estos años, la presencia de
LADE más de una vez fue vista como un punto irritante, y tanto
sindicatos como otras instituciones la atacaron en diversas
oportunidades. La respuesta de la Fuerza Aérea invariablemente fue la
misma, LADE era una línea de fomento a la que el Poder Ejecutivo le
había encomendado tal misión en 1940, y la Fuerza Aérea no hacía otra
cosa que cumplir con la legislación vigente, algo que era verdad, pero
no toda la verdad.
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Pasajeros transportados por LADE, 1980-1990. La
curva de tráfico de la década fue decreciente para
todas las empresas del país y LADE la acompañó, pero
la caída de los últimos años está más vinculada con
el recorte de presupuesto de la Fuerza Aérea que con
una retracción del mercado (elaborado según datos de
LADE). |
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Mientras tanto el
crecimiento de la actividad de los depósitos fiscales hizo que se
hiciera muy complicado manejarlos con la estructura de LADE, y así fue
que en diciembre de 1988 la Fuerza Aérea, sin licitación previa,
contrató la administración de los mismos con Villalonga Furlong
(perteneciente a Inversiones y Servicios, parte del denominado grupo
Yabrán). El convenio se perfeccionó con el decreto 773/89 del 2 de junio
de 1989, en pleno proceso de traspaso del gobierno de Alfonsín a Menem,
que creó la Empresa de Cargas Aéreas del Atlántico Sud SA (EDCADASSA),
una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria a la que se
adjudicó la explotación de los depósitos fiscales.
Poco después los
mismos socios (la Fuerza Aérea e Inversiones y Servicios) organizaron
otras dos empresas, Intercargo e Interbaires, que también sin licitación
accedieron al monopolio de los servicios de rampa de aeropuertos y las
tiendas libres de impuestos.
Para LADE como
institución, aquí se cerró un capítulo que fue absolutamente
innecesario.
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R4D-1 (foto Horacio Gareiso vía Carlos
Ay) |
Vickers Viking (foto: Pablo L. Potenze) |
Un Fokker F-27 (foto: Pablo L. Potenze) |
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DHC-6 Twin Otter
(foto: LADE) |
Fokker F-28
(foto: Pablo L. Potenze) |
Boeing B-707 (foto: Pablo L. Potenze) |
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Mientras tanto
el negocio de alquilar aviones seguía sin problemas, y Austral fue uno
de sus clientes destacados. Durante el gobierno de Menem, en el que hubo
mucho crecimiento de pasajeros, LADE apareció como locador de aeronaves
para varias otras compañías, como Air Plus, American Falcon, Dinar,
PLUNA, etcétera. En 1998, por Decreto
1005/98 se autorizó al Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, para que
a través de LADE. realizara servicios de transporte aéreo no regulares
de pasajeros, internos e internacionales, con lo que ya no fue necesario
contar con un operador para hacer estos vuelos.
En un momento en el que los presupuestos de
la Fuerza Aérea se reducían, esta capacidad de LADE de generar fondos
por ventas era interesante, por lo menos para el personal afectado, que
podía volar y hasta cobraba viáticos en un ambiente que se estaba
pauperizando de modo notable. En algún momento, los tripulantes de LADE,
que hacían servicios netamente civiles, eran envidiados por sus colegas
afectados a vuelos militares.
Lo malo fue que los servicios regulares,
que dependían de los fondos generales de la Fuerza, se achicaban y por
momento se suspendían, en medio de una política de intrigas en la que
Cavallo y Juliá se dijeron cosas bastante feas.
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Evolución de la carga transportada por LADE,
1980-1990. El pico que se advierte en 1985 y 1986 se
debe a que se realizaron transportes internacionales
para terceros en Boeing 707 (elaborado según datos
de LADE). |
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El PIDAP
Queda para la discusión desentrañar si
durante la administración de Menem hubo planes o chispazos de
improvisación. Lo cierto es que la reducción de los servicios de LADE en
ese período hizo que aparecieran nuevas líneas en la Patagonia, o que se
desarrollaran las existentes, como fue el caso de TAN. En total el
transporte aéreo en esta región comprendía en 1994 a cuatro empresas (El
Pingüino, Kaikén, SAPSE y TAN), con planes y estructuras distintos, pero
que coincidían en la necesidad de subsidios.
Así fue que en mayo de 1994 el gobierno
federal lanzó el Programa Integral de Desarrollo Aéreo Patagónico (PIDAP),
un sistema de subsidios bajo la forma de la complementación económica,
definida por rutas y frecuencias. El importe a repartir ese año fue de
5,77 millones de pesos, prorrateados en 34 rutas con un máximo de tres
frecuencias semanales cada una. El monto asignado para cada servicio era
alrededor de la mitad del valor de todos los pasajes ofrecidos en cada
vuelo.
Esto era como decirle a LADE —gracias por
los servicios prestados, la política nacional para la Patagonia ahora es
otra, pero aparentemente nadie lo dijo con claridad, o LADE no se dio
por aludida, porque siguió operando como pudo en la región.
Con los fondos del PIDAP las empresas
pudieron conseguir garantías bancarias para alquilar aviones, y la red
creció de modo objetivo, aunque hubo muchas diferencias entre lo que
hicieron los prestadores individualmente. No hubo vocación por integrar
una red en la que los cuatro se complementaran.
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Rutas
operadas por TAN y Kaikén, las dos empresas que más se
desarrollaron con el PIDAP (imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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En 1996 se asignaron algo más de dos
millones de pesos para veintiuna rutas, y en 1997 otro tanto. Los fondos
se irían reduciendo año tras año, para extinguirse luego
definitivamente.
Hubo otros aportes estatales a las empresas
públicas y privadas, que fueron desde avales hasta aportes directos. En
general las provincias tuvieron un gran descontrol del dinero que
destinaban al desarrollo de sus líneas aéreas, y las empresas privadas
tuvieron limitaciones gerenciales serias. El resultado final fue que
tanto las aerolíneas públicas como las privadas terminaron, por caminos
distintos, en la bancarrota.
Como la hormiga de la fábula, LADE las
sobrevivió, aunque con problemas económicos terribles, porque sus
aviones ya estaban muy viejos, lo que los hacía poco confiables, algo
que se reflejaba en la regularidad del servicio. Sin fondos, las
frecuencias se hicieron mínimas, pero los vuelos se mantuvieron.
La gran pregunta es si un vuelo semanal, a
un destino cualquiera al que se puede llegar por vía terrestre en menos
de un día, sirve para algo. Lo más probable es que nadie espere el avión
si tiene que hacer algo que requiera velocidad, y más probable es que
ningún viajero espere una semana para volver en avión. Evidentemente no
era lo mismo la Patagonia de 1940 o 1960, con malos caminos y pocos
servicios de superficie, que la del siglo XXI, que tiene unas cuantas
(no todas) rutas asfaltadas, la población se ha duplicado, y los
servicios de superficies han crecido notablemente. Qué papel cumple la
aviación en ese paisaje es una discusión indispensable para seguir
adelante.
Un viejo sainete de la aviación argentina
se llama LAER. Es una aerolínea creada por la provincia de Entre Ríos en
1988, en principio para volar entre Paraná y Buenos Aires, una ruta que
probablemente por falta de tráfico no interesa a ninguna empresa
nacional, y luego para hacer demagogia haciendo aterrizar aviones en
diversas ciudades provincianas volando con coeficientes bajísimos. En
2003 y 2004 los F-27 de LADE, con 44 asientos fueron fletados por la
provincia para cubrir esa ruta, que no podía llenar los Jetstream de 19
plazas. También hizo vuelos a Miramar y Necochea financiados por esos
municipios. Todo lejos del fomento y cerca del comercio aeronáutico.
PATRIA
A mediados de 2004 la Fuerza Aérea comenzó
a pensar en un nuevo perfil para LADE, que trascendía la función de
transportista patagónico para convertirse en operador de una red
interprovincial que no pasara por Buenos Aires. El indispensable apoyo
político llegó a principios de 2005, cuando un grupo de diputados
patagónicos realizó gestiones para que LADE incorporara seis Fokker 50
(por supuesto sin licitación), y por primera vez se habló en público de
algo que andaba dando vuelta en varios despachos oficiales desde hacía
algún tiempo, el proyecto de ley “Programa de Articulación Territorial
de Rutas de Integración Aérea” (PATRIA), que tendría el objetivo de
impulsar a LADE para que volara en todo el país a cerca de 50 escalas.
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Rutas
que según el Programa de Articulación Territorial de
Rutas de Integración Aérea (PATRIA) debería volar LADE.
Operar esta red con un criterio moderno requeriría una
flota de decenas de aviones, la remodelación total de
muchos aeropuertos y un criterio empresario que sin duda
hubiera excedido a una organización militar (imagen: archivo Pablo Luciano Potenze). |
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En franca contradicción con lo anterior, el
30 de septiembre de 2005 los gobernadores de Chubut, Santa Cruz y Tierra
del Fuego firmaron un convenio para adquirir tres aviones SAAB SF-340
(también sin licitación) que serán utilizadas en rutas aéreas
regionales, e incorporadas a LADE.
Mientras el proyecto PATRIA se estancaba en
el Congreso, en diciembre se aprobó una partida para alquilar seis SAAB
para LADE, lo que dio lugar a una insólita (aunque previsible)
presentación de APLA ante la ministra de Defensa en la que expresaba su
preocupación por la eventual competencia que haría LADE a las empresas
comerciales, proponiendo que en vez de revitalizar a LADE se asignaran
fondos a LAFSA.
Las asignaciones de presupuesto siguieron a
los saltos. Para el verano de 2007 se volaron dos frecuencias semanales
entre Aeroparque y Villa Gesell, ruta que en esa temporada también fue
operada por Sol Líneas Aéreas, lo que una vez más nos trae a la antigua
discusión sobre qué quiere decir línea aérea de fomento.
El proyecto PATRIA jamás fue aprobado por
el Congreso, y las provincias tampoco compraron aviones, pero en marzo
de 2007 el Ministerio de Defensa llamó a una licitación pública
internacional para la adquisición de cinco aeronaves de 30/39 plazas
para LADE. Era una licitación exigente, para la que hubo pocos
interesados y ninguna oferta. En una segunda licitación por cuatro
aviones hubo finalmente tres propuestas que superaban el presupuesto, no
obstante lo cual se negoció con SAAB, adquiriéndose finalmente cuatro
aviones con un costo final de 94 millones de pesos (unos 30 millones de
dólares) por las máquinas y un complejo sistema de logística y
mantenimiento.
No eran aviones nuevos, y no eran aviones
muy encasillables en el concepto de transporte militar, pero eran los
primeros aviones de transporte adquiridos por la fuerza en décadas.
En la segunda mitad de
2007 los servicios crecieron algo, priorizándose los vuelos a El
Calafate, pero siempre con pocas frecuencias y pocas posibilidades de
hacer viajes dinámicos7.
Los SAAB llegaron a fines de
2008 y cuando estuvieron en el país, inteligentemente, fueron basados en
Comodoro Rivadavia.
Hoy
En la Argentina hace tiempo que no hay
política aerocomercial. Así es que en los últimos años hemos visto todo
tipo de experiencias protagonizadas por los personajes más increíbles.
LAFSA fue un buen ejemplo de lo que puede o no puede hacer el estado,
pero también estuvo Silver Sky, una inexplicable experiencia privada.
Sobran los ejemplos de incongruencias, aventuras y hasta es posible que
delitos. Lo único seguro es que la mayor parte de esta historia está
financiada por los contribuyentes, nacionales y provinciales, que por
otra parte no tienen el más mínimo control ni información sobre qué se
hace con su dinero.
En este paisaje, LADE es la organización de
transporte más antigua del país, con setenta años de historia.
Seguramente eso significa experiencia, pero también significa un
envejecimiento que no parece ser curable, porque se siguen usando los
mismos argumentos que en 1940 para justificar su existencia. En tanto
tiempo el mundo cambió, la aviación cambió, y la Patagonia cambió. Está
demasiado a la vista.
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La incorporación de
los SAAB SF-340 a la FAA, y por tanto a LADE, fue un proceso difícil (foto
izquierda: Andrés Ranguni).
Por su parte Sol Líneas Aéreas está volando rutas en competencia con
LADE, usando los mismos aviones que LADE, pero con más frecuencias,
aunque con tarifas mayores (25 / 43%) . No tiene sentido que una
empresa de fomento compita con una empresa comercial. El debate está
planteado (foto derecha: Pablo Luciano Potenze). |
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A principios de 2011 Sol líneas aéreas
comenzó a operar servicios entre Neuquén, Comodoro Rivadavia, Río
Gallegos, Río Grande y Ushuaia, con frecuencias que en algunas rutas son
diarias. Sus tarifas son entre un 25 y un 43 por ciento superiores a las
de LADE, pero no nos olvidemos que en la Patagonia los ingresos medios
son mayores que en el resto del país.
¿Es éste el momento
para que LADE inicie su repliegue? Según los considerandos del Decreto
67.777/40 esto debe ocurrir cuando sus rutas se hayan organizado “con
carácter civil y comercial”, y evidentemente hoy cualquier respuesta
sería prematura, porque las empresas privadas argentinas son
históricamente débiles, y es muy probable que Sol —o cualquier otra—
necesite subsidios para mantenerse en este mercado, pero el debate es
indispensable, como son indispensables varios otros debates, tanto en
materia de transporte aéreo como sobre el rol de las fuerzas armadas.
Buenos Aires 23 de Febrero de 2011
Notas:
[1]En ese momento había por lo menos un interesado en acceder a
esos servicios (el grupo Junkers/Lufthansa) que fue ignorado por las
autoridades argentinas a pesar de que tenía tantos o más créditos que
los franceses.
[2]El decreto de autorización asumía a su manera el vacío
legal, porque consignaba que el permiso caducaría si una empresa
argentina fuera autorizada a operar esa ruta o “si Pan American o
cualquier otra sociedad vinculada a la misma (...) impidiera o
dificultara la expansión de líneas aéreas nacionales (...) o se hiciera
una competencia que exigiera un aporte mayor del Estado para mantener el
equilibrio de la empresa”. La autorización, además, estaba condicionada
por la obligación de concluir un convenio de reciprocidad con Estados
Unidos en el término de 180 días.
[3]Hay una pregunta por el momento sin respuesta: ¿Se decidió
hacer una línea aérea porque había aviones de transporte comprados para
uso militar, o se compraron los aviones de transporte para hacer la
línea aérea?
[4]El ferrocarril llegó a Santa Rosa en 1897, a Neuquén en
1902, a Bariloche en 1934, y a Esquel en 1945.
[5]Casi todas estas escalas tenían servicios fluviales
regulares, mucho más lentos que el ferrocarril.
[6]En 1972 las escalas de LADE eran Bariloche, Comodoro
Rivadavia, El Bolsón, El Maitén, Esquel, Gobernador Gregores José de San
Martín, Lago Argentino, Perito Moreno Puerto Deseado, Río Gallegos, Río
Grande. Río Mayo, Río Senguerr, Río Turbio, San Julián, Santa Cruz,
Sarmiento, Trelew y Ushuaia.
[7]En ese momento había por lo menos un interesado en acceder a
esos servicios (el grupo Junkers/Lufthansa) que fue ignorado por las
autoridades argentinas a pesar de que tenía tantos o más créditos que
los franceses.
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