Primero la parte lingüística. Hub significa
en inglés el cubo de la rueda de los carros, donde se inserta el eje, y
spoke son los rayos de la rueda que convergen en el cubo.
Aclarado esto, podemos hablar de aviación.
La desregulación
Todos los caminos de la aviación moderna
conducen a muy pocos orígenes, y uno de ellos es la desregulación
norteamericana de 1978, instaurada por el presidente Jimmy Carter.
El fondo de esa desregulación —que en rigor era solamente válida para el
interior de los Estados Unidos— consistía en que cualquier empresa
certificada podía volar cualquier ruta con una burocracia mínima. El
cambio de fondo era que antes, si bien era relativamente sencillo
conseguir el certificado de operador si se cumplían las reglas, era muy
difícil acceder a las rutas, rígidamente cuidadas por el CAB (Civil
Aeronautics Board) en función de una defensa de la competencia diseñada
en los años treinta.
El antiguo sistema político había creado también un sistema de rutas, en
el que cada empresa tenía su zona de influencia (algunas grandes, otras
chicas) y allí estaba el quid de la cuestión, no podían crecer mucho
porque no podían salirse de sus zonas.
Esto fue arrasado por la desregulación, pero ninguna compañía podía de
la noche a la mañana empezar a volar todas las ciudades del país contra
todas las ciudades del país. Hubieran sido miles de pares de ciudades
servidas, y no había ni pasajeros ni capacidad económica para encarar un
proyecto tan ambicioso, que además, sin duda, hubiera fracasado.
Para solucionar esta problemática se instauró el sistema denominado hub
& spoke, que consistía en definir un aeropuerto importante (el hub) al
que convergerían rutas radiales (spokes).
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En los hubs todo es
gigantesco, y está lleno de gente. Esta es una
extraña foto tomada de madrugada en el Aeropuerto
Hartsfield-Jackson de Atlanta, en la que sólo hay
una nena. Lo que se ve es el túnel subterráneo que
une a todas las terminales. Es posible recorrerlo
caminando por la parte central, por alfombras
rodantes que están a los costados, o en un tren
automatizado (foto: pablo Luciano Potenze). |
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Las matemáticas del sistema
Supongamos que queremos dar servicio aéreo
a cinco localidades (A, B, C, D y E), y que cada una de ellas tiene la
capacidad diaria original para generar tráfico hacia cada una de las
otras que figura en las tablas siguientes. Por lo general la oferta
aumenta la demanda, pero los datos originales serán el punto de
partida:
Desde |
Hasta |
Pasajeros |
|
Desde |
Hasta |
Pasajeros |
|
Desde |
Hasta |
Pasajeros |
A |
B |
200 |
|
B |
A |
200 |
|
C |
A |
300 |
A |
C |
300 |
|
B |
C |
250 |
|
C |
B |
250 |
A |
D |
120 |
|
B |
D |
70 |
|
C |
D |
250 |
A |
E |
80 |
|
B |
E |
50 |
|
C |
E |
60 |
Demanda de A |
700 |
|
Demanda de B |
570 |
|
Demanda de C |
860 |
Desde |
Hasta |
Pasajeros |
|
Desde |
Hasta |
Pasajeros |
D |
A |
120 |
|
E |
A |
80 |
D |
B |
70 |
|
E |
B |
50 |
D |
C |
250 |
|
E |
C |
60 |
D |
E |
50 |
|
E |
D |
50 |
Demanda de D |
490 |
|
Demanda de E |
240 |
Esto significa que nuestras cinco escalas
tendrán una demanda unitaria que variará entre 860 y 240 pasajeros, con
un volumen total de 2.860, que deberemos atender con veinte vuelos
diarios con aeronaves cuya capacidad debe variar entre 50 y 300
pasajeros. El esquema de servicios sería así:
Eventualmente podríamos usar una flota más
homogénea, con aeronaves de entre 50 y 150 asientos, con lo que algunas
escalas tendrían dos vuelos diarios.
Si queremos hacer cierta economía de escala, podríamos decir que los
vuelos con menos de 100 pasajeros no nos interesan, lo que en este
ejemplo significaría cancelar diez servicios. El esquema del servicio
sería así:
En este ejemplo la escala “E” no justifica
vuelos de ninguna naturaleza, y las posibilidades del negocio se han
achicado de modo notable. Hay diez vuelos en total, con aeronaves de
entre 120 y 300 pasajeros. Si pensamos en optimizar una flota de 150
asientos algunas escalas tendrán dos vuelos diarios y tendremos que
hacer dieciocho vuelos en total. Hay otras combinaciones posibles que
pueden estudiarse, eventualmente con una flota de dos tipos de
aeronaves.
El sistema de hub & spoke en principio fue pensado para solucionar estos
problemas, al costo de que los pasajeros tengan que hacer una
combinación. En síntesis consiste en elegir un aeropuerto de la malla
que tenga características apropiadas y llevar a todos los pasajeros
allí, hacerlos transbordar a otro avión y llevarlos a su destino final.
Parece un poco
loco, y tiene desventajas evidentes, pero tiene también ventajas para
los pasajeros y obviamente para las empresas. En ambientes bien
definidos funciona bien, pero no puede decirse que sea la solución
general a los problemas de las líneas aéreas. Ha sido adoptado por
muchas empresas grandes norteamericanas y europeas, pero las low cost
por lo general no comulgan con el sistema. En el ejemplo que estamos
usando adoptando a “C” como hub a partir de que es el aeropuerto de
mayor tráfico, las cosas serían así:
La primera conclusión teórica es que
podemos dar todos los servicios a todas las escalas sin descartar
ninguno. La segunda es que lo que antes hacíamos con veinte vuelos
diarios con aeronaves de entre 50 y 300 asientos ahora lo podríamos
hacer con ocho vuelos con aeronaves de entre 300 y 1.000 asientos.
Como no existen estas máquinas, podemos pensar en una flota de naves de
150 plazas, para lo que necesitaríamos hacer veinte vuelos. Lo
interesante es que ahora damos servicio a todas las escalas, y la peor
servida (E), que en el ejemplo ajustado no tenía ningún servicio, ahora
tiene dos vuelos diarios a todos los destinos posibles.
En los casos reales, la cantidad de escalas servidas por una red de este
tipo es mucho mayor.
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Un aviso de Northwest con un mapa tradicional en el que están
indicadas las rutas, pero en el que se advierte bien la importancia
de los hubs de Minneapolis, Memphis y Detroit en la organización del
sistema. Fue publicado, al igual que todos los ejemplos que siguen,
en la Guía Internacional de Tráfico de agosto de 1987
(imagen: Pablo Luciano Potenze). |
Un mapa de United que produce otro tipo
de alienación cuando se trata de analizarlo: No dice cómo se llaman
las ciudades servidas. Si bien es cierto que United tiene una de las
mejores redes domésticas de Estados Unidos y va a todos lados, no
deja de ser un detalle interesante. Están bien destacados los hubs
de Chicago, Denver y San Francisco (imagen: Pablo Luciano Potenze). |
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Un aviso de Delta
con un mapa sin líneas. Esta empresa fue una de las primeras en
publicar este tipo de mapas, y es interesante el hecho de que todos
los puntos tienen el mismo valor. Ni siquiera está sugerido que
Atlanta es el gran hub de la compañía (imagen: Pablo Luciano Potenze). |
Y el mapa de
American Airlines en la misma época. Tampoco figuran las rutas, pero
están mínimamente destacados los hubs con la tipografía.
Es interesante el texto publicitario, destinado a agentes de viaje,
que explica el concepto de hubs desde el punto de vista de la venta,
y también es notable el poco profesionalismo de la corrección de
pruebas, ya que la primera letra de la primera palabra, muy
destacada en cuerpo mayor, es una falta de ortografía (imagen: Pablo Luciano Potenze). |
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La problemática del sistema
Como vimos en el ejemplo, la adopción de
una red hub & spoke permite dar más servicios a más ciudades dentro de
un plan económicamente viable, pero no todo son rosas. El primer
problema tiene que ver con el pasajero, que debe cambiar su concepto de
vuelo directo por el de vuelo con combinación, algo mucho más incómodo,
que demanda más tiempo de viaje total y con graves problemas potenciales
(pérdida de la combinación, pérdida de las valijas). A cambio de esto
recibe una mayor oferta (en ciertos casos el servicio antes no existía),
mayor flexibilidad (hay más horarios disponibles) y una posibilidad
mayor de volar en aeronaves grandes o reactores (algo que para algunos
es importante).
En segunda instancia hay que reconocer que en la medida en que cada
pasajero va a hacer dos vuelos, el costo unitario de cada viaje
particular, para la empresa, va a ser mayor que el correspondiente al
mismo viaje si fuera punto a punto, lo que significa que el sistema no
es viable si no genera importantes economías de escala o incrementos de
ingresos por aumento de volumen. En principio está descartado subir las
tarifas.
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La
terminal de United en Chicago, ejemplo de un gran hub de
nuestros tiempos. (foto: Pablo Luciano Potenze). |
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Desde el punto de vista de la línea aérea es un sistema complicado,
porque debe funcionar como un reloj, para asegurar los horarios y que
las combinaciones no tengan problemas.
La elección del hub es un tema delicadísimo. En primera instancia debe
estar en un lugar que permita optimizar las distancias recorridas por
los vuelos del área que se quiere servir; en segundo término debe ser un
lugar con pocas complicaciones meteorológicas, y finalmente debe ser un
aeropuerto apto para procesar sin problemas el tráfico que significará
el hub con todas sus características. El ideal es que el operador del
sistema tenga una terminal donde pueda concentrar su tráfico, algo que
puede ser difícil en aeropuertos viejos, pero que es costumbre en los
nuevos construidos para este fin.
De todos modos el tráfico tiende a crecer en casi todo el mundo y los
aeropuertos se saturan, por lo que es necesario hacer ampliaciones, que
pueden ser bastante complicadas (Frankfurt, Heathrow) o formar parte de
un plan de crecimiento estructurado (Dallas-Fort Worth, Charles de
Gaulle). En algunos casos se opta por aeropuertos nuevos (Denver).
Obviamente uno de los sistemas más críticos de un hub es el
procesamiento de equipajes, ya que para el funcionamiento del sistema es
indispensable que las valijas lleguen con sus dueños a destino al mismo
tiempo. Hicieron historia los atrasos en la inauguración del nuevo
aeropuerto de Denver, que fueron causados por deficiencias en la puesta
a punto de estos equipos.
Adicionalmente, el comercio en las salas de trasbordo en estos
aeropuertos puede ser un negocio interesante.
La cultura del hub
Los vuelos dentro de una red hub & spoke
tienen una característica alienante para el pasajero. Se sabe cuál es el
origen y el destino final, pero puede no saberse cuál será el camino a
recorre, y, aún sabiéndolo, este camino puede ser absolutamente ilógico
para una persona común.
La consecuencia de esto fue la ruptura del
mapa. Antes, las líneas aéreas tenían mapas de rutas, que eran uno de
sus principales atributos. En ellos el pasajero podía ver qué pares de
ciudades estaban unidos, y, con esa base, planificar. A partir de la
generalización de este sistema, las líneas en estos mapas empezaron a
perder sentido y los mapas empezaron a tener destinos y no rutas.
Cualquier punto podía unirse con cualquier otro, pero nunca se sabía
cómo. En el límite, eso no importaba.
La llegada de las ventas por Internet
potenció esta situación, porque el pasajero ahora ingresa en su pantalla
el origen y el destino, tras lo cual el sistema le propone la ruta que
se le ocurre, diseñada sobre la base de parámetros que en primera
instancia no son geográficos.
Claro que cuando algo falla el viaje se
convierte en un drama griego para el pasajero, que puede quedar varado
en lugares que no conoce, y que están totalmente fuera de sus planes.
Curiosamente, las low cost, que tienen como
requisito fundamental de sus planes de negocios el cumplimiento estricto
de los horarios, no han comulgado con el sistema de hubs. Estas empresas
tienen bases dispersas, pero venden pasajes punto a punto sin escalas.
No quieren asumir las responsabilidades de las posibles fallas, y menos
lidiar con la transferencia de los equipajes. Adicionalmente este modo
de trabajo no es compatible con el mecanismo de costos que utilizan ni
con sus prácticas de despacho, check in y procesamiento de equipajes.
Una última característica es que el sistema
funciona indistintamente para el transporte de pasajeros o de carga.
Federal Express tiene una red mundial basada en su hub carguero de
Memphis, adonde llegan todas las noches millones de paquetes que son
redistribuidos automáticamente a otros vuelos que los llevan a su
destino final. No es el único caso.
Buenos Aires 11 de Mayo de 2010
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