Militar
 Comercial
 General
 Plane Spotting
 Industria
 Airshows
 Agenda
 Publicaciones
 Equipo editorial
 
 
 
 
 
 
 

Aviación Comercial: Aerolíneas Argentinas
¿De qué estamos hablando?

Texto de Pablo Luciano Potenze.


Los diarios —sobre todo La Nación— han puesto sobre el tapete desde hace unos días el tema de la compra de aviones por parte de Aerolíneas Argentinas. En especial la cuestión ha sido los supuestos sobreprecios de la operación concretada con Embraer, pero habría que analizar cuál es el tema por el que hay que en realidad preocuparse.

Cuando se trata de una empresa estatal, puede haber cuestiones delicadas en cuanto al modo cómo se compran los aviones. El Estado debe cumplir con ciertas normas de transparencia en sus negociaciones que no afectan a la actividad privada, y en la Argentina éste siempre ha sido un tema sensible, ya sea en primera plana o entre bambalinas.

En el ambiente aeronáutico hay una excesiva tendencia a pensar que la aviación es distinta de todo, y que por lo tanto las leyes que valen para otras actividades no valen para la aviación. Por este motivo, a mi juicio falaz, Aerolíneas Argentinas siempre compró por operaciones directas sin pasar por el trámite obligatorio de la licitación pública. En otras actividades delicadas, como las telecomunicaciones o las obras civiles de magnitud, nadie discute que la licitación es un paso que no debe obviarse.

Me asalta en este momento una duda: en una empresa que nunca licitó aeronaves, ¿habrá capacidad para hacer algo tan complicado como una licitación de aeronaves? ¿No será éste el tema en el que Aerolíneas no tiene experiencia?

La sustancia disponible

El mensaje oculto —o no tan oculto— de las publicaciones periodísticas argentinas es que se hizo una contratación directa con Embraer en la que supuestamente habría sobreprecios y sobornos. Algo perfectamente posible por las siguientes razones objetivas:

• No hubo licitación pública, el precio fue anunciado por la empresa luego de una negociación directa.

• En el mercado de aviones el precio no existe, hay aproximaciones. Todos los convenios están amparados por cláusulas de confidencialidad (que aparentemente Aerolíneas Argentinas en este caso no cumplió) que apuntan a que no se conozcan los precios. Por eso no puede decirse que un avión tenga uno determinado.

• No hay dos aviones iguales (aunque hay alguna tendencia en este sentido), por lo que cada caso es un caso particular de equipamiento, y por lo tanto de precio.

• Hay algunos antecedentes de posibles fraudes en las compras de aviones por parte de Aerolíneas Argentinas. Fueron publicados en diarios argentinos y extranjeros desde la década de 1970, perdidos en las páginas interiores, y nunca fueron analizados profundamente ni dieron lugar a condenas aquí, y probablemente tampoco en el extranjero.

Creo que es bueno en este punto detenernos a mirar el mundo en que vivimos y la Argentina en particular. Más allá de la cuota de gatopardismo que haya en el ambiente, es evidente que de unos años a esta parte la opinión pública —y por lo tanto la política y la justicia— tienen otras exigencias. Desde 1930 hasta 1976 era soportable que los militares tomaran el poder derrocando al gobierno constitucional sin consecuencias, pero en 1983 eso se modificó, lo que generó un cambio fundamental en el análisis de los actos de gobierno que, entre otras cosas, afecta a las contrataciones de las empresas públicas.

Dicho en otros términos, hoy es inaceptable que un gobierno anuncie de la noche a la mañana una operación millonaria para comprar aviones sin ninguna explicación profunda. Aramburu, en 1958, pudo decir alegremente compramos seis Comet 4, pero los tiempos han cambiado.

La respuesta oficial

Aerolíneas Argentinas dijo que no hubo sobreprecios ni sobornos. Embraer, por supuesto, dijo lo mismo.

En un segundo comunicado de Embraer, publicado por InfoBAE el 31 de marzo de 2010, se dice textualmente “que vendió aviones similares a AeroRepública (Colombia) en abril 2009, a u$s 35.000.000; a AeroMéxico, en julio 2008, por u$s37.500.000; a Kung Peng Airlines (China), en julio 2008, a u$s37.400.000; a TACA (San Salvador), en octubre 2007, por u$s34.500.000; a GECAS (Leasor), en julio2007, por u$s 34.500.000, y a SAUDI ARABIA’S NATIONAL AIR SERVICE, en noviembre 2007, a u$s37.500.000”. Evidentemente los precios son por avión.

No es creíble que una empresa como Embraer ventile alegremente los precios de sus operaciones amparadas por cláusulas de confidencialidad. Sería por lo menos desleal para con sus clientes. Evidentemente en este comunicado había gato encerrado, por lo que busqué en una fuente seria más información sobre esas operaciones. Elegí ATWonline, de donde surge lo siguiente:

AeroRepública. (16 de marzo de 2006) la operación se hizo por cinco aviones. El precio es el consignado, pero hay una nota que dice “at list prices”.

Taca (25 de octubre de 2007) la operación se hizo por once aviones. El precio es el consignado, pero hay una nota que dice “at list prices”.

Saudi Arabia’s Nacional Air Service (13 de noviembre de 2007) la operación se hizo por cinco aviones. El precio consignado es de U$S 34,5 millones cada uno y no los 37,5 que figuran en el comunicado de Embraer, pero hay una nota que dice “at list prices”.

El resto de las operaciones no estaban valorizadas, pero lo publicado es muy claro, son precios de lista, el precio final de cada operación sigue siendo un secreto. Evidentemente Embraer piensa que en la Argentina basta con un comunicado con algunos números, como para “engrupir a la gilada”.

Por el lado argentino se sostuvo que fue una operación entre estados, y nuevamente nos encontramos con una falacia, porque Embraer es una empresa privada que cotiza en bolsas internacionales (53% en NYSE y 47% en Bovespa), en la que el Estado brasileño tiene una acción especial (golden share) que sólo puede aplicarse en supuestos muy específicos, ninguno de los cuales está relacionado con las condiciones de ventas de material civil. Dicho de otro modo, la diplomacia y el gobierno brasileño siempre van a favorecer la acción de sus empresas en el exterior (como cualquier diplomacia seria), pero no van a participar en las transacciones.

El tema Austral

Austral no es Aerolíneas Argentinas. Muchos no lo entienden, pero es así, más que nada por una cuestión cultural.

Y Austral es una papa caliente, una piedra en el zapato, un problema que en cualquier supuesto debe solucionarse antes de decidir qué hacer con Aerolíneas Argentinas, aún en el hipotético caso en que la solución sea hacer desaparecer a Austral para que viva Aerolíneas Argentinas, o al revés.

Y si se piensa que se dice que los Embraer 190 han sido comprados para Austral (hasta hay una foto circulando de la presidenta de la nación con una maqueta en la mano que dice Austral) todo pasa a ser una gran contradicción, un sinsentido en el que cualquier cosa puede ser el verdadero sentido.

Austral hoy vuela con una flota de MD-80 que tienen 148 asientos (8F, 140Y) y ha decidido reemplazarlos por otra flota de Embraer 190, que tendrán alrededor de 96 asientos. Es una incoherencia, salvo que haya en carpeta algún plan de cambio profundo que desconocemos.

Y no deja de llamar la atención que la decisión de comprar los Embraer se tomó antes de que se hiciera más o menos público el plan de negocios de Aerolíneas Argentinas y Austral, el que por otra parte no dice una palabra sobre este redimensionamiento de la flota de Austral.

Resumiendo

No existe nada que pueda demostrar que el precio de los Embraer comprados por el Estado argentino sea el correcto, o no. Pero todo alrededor de esta operación, empezando por la misma decisión tomada de hacer la operación en el momento en que se tomó, parece ser una incoherencia grande. Hablar de sobreprecios o de sobornos puede ser rentable políticamente, o servir para vender diarios, pero el tema de fondo debería ser cuál es el futuro del transporte aéreo argentino, con o sin las empresas que hoy existen, y de eso nadie habla en serio.

Buenos Aires 9 de Abril de 2010


Imagen de portada

Estados Unidos es el mayor fabricante aeroespacial del mundo. Su moneda, el dólar, es la referencia en todas las transacciones aeronáuticas, desde la compra de maquinas, repuestos, servicios o pasajes aéreos.
El mundo de la aviación necesita de mucho dinero para funcionar, y el axioma "no money, no plane" siempre se cumple a rajatabla (imagen: Pablo Luciano Potenze).



© 2009 - 2011 - Gaceta Aeronáutica - Todos los derechos reservados

Volver a arriba