La idea concreta de
construir un aeropuerto donde ahora está el Aeroparque se remonta a
1931, cuando
la Comisión Asesora de Aeronáutica de la Cámara Argentina
de Comercio, una entidad privada muy activa por aquel entonces en
materia aerocomercial, propuso la construcción de un aeropuerto en un
terreno ubicado entre las vías del ferrocarril Central Córdoba
(Belgrano), la avenida Sarmiento y la costa del río de la Plata, en
terrenos ganados al río con la tierra proveniente de diversas
excavaciones recientes, fundamentalmente la línea
“B” de subterráneos.
No se
hizo en ese momento un proyecto, limitándose a la selección del lugar y
un bosquejo de pistas. La presentación de esta idea estuvo acompañada
por la edición, por parte de la Cámara, de un libro de Antonio M. Biedma
Recalde.
La propuesta fue desestimada pero no
archivada, porque en los años siguientes hubo diversos proyectos para
construir un aeropuerto en la zona que hoy ocupa el Aeroparque, que
corrieron la misma suerte. Morón siguió siendo el gran aeropuerto
oficial internacional de la ciudad, Pacheco (que era privado) y Quilmes
también cumplían esas funciones más que nada por razones políticas
porque los franceses y los alemanes preferían estar en lugares
separados. San Fernando estaba designado para ser un futuro gran
aeropuerto pero era un barrial. Además, había aeroclubes desperdigados
en toda la región con instalaciones diversas.
Tuvo que llegar el huracán del peronismo para que
apareciera un aparente orden, que en realidad no fue tal, porque el gran
proyecto del Ministerio de Obras Públicas fue Ezeiza que debería haber
centralizado todo el tráfico de la ciudad, pero al mismo tiempo se
hicieron obras importantes en Morón
y por cuenta de la Secretaría de Aeronáutica, sin tener siquiera la
propiedad de la tierra que era de la Municipalidad, se proyectó el
primer Aeroparque, en el terreno propuesto por la Cámara Argentina de
Comercio. Lo que se dijo entonces fue que sería una estación “deportiva
y auxiliar”, algo
difícil de explicar.
Pero más difícil de explicar es el primer esquema
conocido de Aeroparque, que preveía colocar una aeroestación grande,
aparentemente apta para uso comercial junto a las vías del ferrocarril
Belgrano y desarrollar cuatro pistas muy cortas, aptas para aviación
liviana en el espacio remanente hacia el río.
También se proyectaron varios hangares, y hasta un jardín de infantes
donde se enseñaría aeromodelismo dentro del predio, y se previó
construir una estación ferroviaria.
Este proyecto fue abandonado (sólo se construyó el jardín
de infantes), pero después se hizo una sola pista de 1.132 metros con un
edificio de madera sobre la costanera. Se inauguró en 1947, con el
nombre de Aeroparque
17 de
octubre, e inmediatamente las ideas dieron paso a la realidad: la
estación no tenía destino.
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Propuesta de 1931 de la
Cámara Argentina de Comercio para construir un
aeropuerto donde ahora está Aeroparque (imagen:
archivo Pablo Luciano Potenze). |
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Una historia de realidades
El Aeroparque de 1947 no era capaz de soportar usos
comerciales importantes; para eso
había otros
aeropuertos mejores, como base militar la ciudad tenía El Palomar, y la
aviación general y deportiva también tenía varios campos. La única
cualidad indiscutible era la cercanía al centro de la ciudad.
Las empresas aerocomerciales Aeroposta Argentina y ALFA,
más LADE lo adoptaron como base para sus vuelos al interior con aviones
DC-3 y Junkers Ju-52/3m, pero Zonda nunca quiso operar allí aduciendo
temas de seguridad y se mantuvo en Morón
, iniciando un debate sobre la seguridad del aeropuerto
que todavía no se ha acallado. Aviones de mayor porte no podían operar
por la dimensión de la pista.
Cuando en 1949 se inauguró Ezeiza,
Aerolíneas Argentinas —formada por la unión de Aeroposta Argentina,
ALFA, FAMA y Zonda— se instaló allí, lo que redujo el tráfico de
Aeroparque a la operación de LADE, algunos vuelos
militares que por algún motivo no operaban desde El Palomar y actividad deportiva. También sirvió para el traslado de funcionarios.
Esporádicamente se usó como alternativa de Ezeiza, y unos
pocos vuelos de Aerolíneas Argentinas estuvieron programados allí.
Pero esto no impidió que la Fuerza siguiera
ampliando la estación. En 1953 la traza de la pista se había modificado,
y alargado a 1.580 metros, para lo que fue necesario desviar la avenida
Sarmiento dándole la curva que se mantiene hasta hoy. La pista y la
plataforma estaban asfaltadas, pero las calles de carreteo y muchos
lugares de estacionamiento de aeronaves eran de tierra.
El gran cambio fue consecuencia de la caída de Perón, que
significó el fin del monopolio de Aerolíneas Argentina y la aparición de
operadores locales privados.
Las
nuevas empresas detectaron que operar sus servicios domésticos desde
Aeroparque
tendría una ventaja competitiva importante frente a
Aerolíneas Argentinas que estaba basada en Ezeiza, y por ello fijaron sus bases en la terminal de la
Costanera, lo que generó un crecimiento explosivo del tráfico del
Aeroparque, que repentinamente debió encontrar en su edificio lugar para
el funcionamiento de ALA, Austral, Norsur, TABA, Transcontinental, y
hasta la uruguaya PLUNA que llegó a nuestro país por esos tiempos.
Esa fue la primera saturación histórica.
Las
instalaciones no daban abasto, y todo era muy incómodo. La operación
aeronáutica también era complicada porque la plataforma era chica para
tantos aviones, a lo que debía agregarse que las ayudas a la navegación
eran exiguas, al punto que la pista carecía de iluminación eléctrica.
Pero aún así Aeroparque se convirtió entonces en el aeropuerto de mayor
actividad del país. Tampoco había hangares, y todas las tareas de
mantenimiento se hacían a la intemperie.
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Proyecto original de
Aeroparque:
1. Avenida Sarmiento. En aquel tiempo llegaba
en línea recta hasta el Club de Pescadores, después
se hizo la curva para permitir alargar la pista.
2. Avenida Dorrego. 3. Vías de los
Ferrocarriles Mitre y San Martín. 4. Avenida
Figueroa Alcorta. 5. Vías del Ferrocarril
Belgrano. Estaba previsto construir una estación
ferroviaria para uso del Aeroparque y el balneario.
La avenida Lugones no existía. 6.
Aeroestación. 7. Edificio de confitería
y vestuario del balneario. Hoy es el edificio de la
terminal vieja, donde está la torre de control.
8. Única pista que se construyó del proyecto
original, pero no se pavimentó. Medía poco más de
mil metros. Fue reemplazada poco después por otra
que es la base de la actual, y el resto de las
pistas que se ven en el dibujo no se hicieron.
Obsérvese que las pistas llegan casi hasta el borde
del terreno, sin que haya ninguna zona de seguridad.
9. Zona donde se construyó la primitiva
aeroestación de madera. 10. Edificio donde
estuvo el Museo Aeronáutico. Según la memoria del
proyecto fue construido para ser un Jardín de
Infantes. 11. Pileta. Cuando se clausuró el
balneario funcionó como playa de estacionamiento.
12. Costanera. 13. Club de Pescadores. Es
anterior al Aeroparque, y está casi intacto. 14.
Plaza. Fue construida junto con la Costanera, pero
está muy refaccionada. 15. Hangares. El
tamaño de los hangares dibujados hace pensar en un
gran centro de mantenimiento, o una guardería de
aviones como la que para esos años estaba haciendo
una empresa privada en Don Torcuato (imagen: del
libro La Aeronáutica Nacional al servicio del País). |
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La respuesta a este caos fue una ampliación
que se hizo en 1957. Se clausuró el balneario lindero y en su terreno se
amplió la pista hasta los actuales 2.100 metros y se construyó una calle
de carreteo asfaltada, indispensable para el volumen del tráfico de la
estación. El edificio de los vestuarios y confitería del balneario se
recicló para convertirlos en la nueva aerostación, construyéndose encima
una torre de control. Esas instalaciones todavía están en servicio,
aunque hay que reconocer que han sufrido todo tipo de modificaciones a
lo largo de más de medio siglo. El fondo de la pileta se convirtió en
playa de estacionamiento.
La iluminación eléctrica de la pista, sin
embargo, tuvo que esperar, y recién se encaró su ejecución luego de que
en junio de 1961 hubo un grave accidente en un aterrizaje nocturno.
Un paso adicional que se dio en ese momento
para evitar la saturación del tráfico y cambiar el carácter del
aeropuerto fue prohibir la operación de monomotores. La medida fue muy
resistida por la aviación general, muy vinculada por aquel entonces al
sector terrateniente agropecuario, pero se impuso y probablemente fue la
acción más fuerte adoptada alguna vez para enfrentar el problema.
Con estas mejoras, Aeroparque se convirtió
en un aeropuerto bastante cómodo para los pasajeros. El gran desafío
llegó en 1962, cuando Aerolíneas Argentinas incorporó a su flota los
Caravelle, que fueron los primeros jets destinados a nuestras rutas de
cabotaje, y que como casi todos los jets operaron allí con algunas
limitaciones. Pero también trajeron un problema grave con el entorno,
porque el ruido que hacían estos aviones era muy superior a todo lo
conocido, pero un poco por snobismo y otro poco por ignorancia no hubo
quejas importantes, y todos aceptaron que esta nueva contaminación era
un tributo que había que pagar al progreso.
Los vuelos internacionales
desde Aeroparque,
para este
entonces ya estaban limitados a Uruguay, y en todos los otros casos
siempre había una escala argentina intermedia para hacer aduana y
migraciones.
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Las
obras de canalización para mitigar las inundaciones que
realiza actualmente el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires tienen como subproducto una cantidad muy
importante de tierra que se está usando para ganar
terreno al río. En silencio, en ese espacio se están
realizando allí obras importantes de pavimentación y
otras, que de alguna manera afectarán al Aeroparque del
futuro (foto: Pablo Luciano Potenze). |
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Lo que vino después fue crecimiento
vegetativo, lento, como fue el crecimiento de la aviación argentina. Se
construyeron edificios de modo bastante caótico, se reformó algo la
geometría de los accesos a la pista y poco más. Las terminales casi
siempre estuvieron a la medida de los requerimientos de los pasajeros.
No fue así la situación de las oficinas, siempre bastante estrechas. Las
mayores limitaciones siempre las impuso la pista y las plataformas, a lo
que después se agregó el espacio para hangares.
El incremento del tráfico comercial “grande” en
Aeroparque generó un conflicto con las operaciones particulares y de
taxis aéreos. La política general fue tratar de derivar ese tráfico a
otras terminales, lo que dio lugar a muchas protestas, pero con el
tiempo el traslado se hizo, teniendo como destino principal Don Torcuato
y luego San Fernando. Sin
embargo algunos, con buenas influencias, se quedaron.
En 1998 Aeroparque pasó a ser operado por
Aeropuertos Argentina 2000 en el contexto de un proceso de privatización
que preveía su desactivación, algo para lo que el concesionario no tenía
financiación disponible. La historia pasó a ser nuevamente de ideas,
imponiéndose mantener la terminal mientras funcionara. Para ello se
hicieron diversas mejoras.
El tema de la saturación
¿Cuál es la verdadera capacidad del
Aeroparque? La pregunta admite varias respuestas, y los mecanismos de
análisis para llegar a cada una de ellas pueden ser muy distintos.
La primera limitación real es el tamaño del
terreno. En el estado actual de la opinión pública no puede pensarse en la
cesión de grandes espacios de terreno existente o a ganar al río, lo que
significa que la pista existente no será modificada ni se hará otra
pista por mucho tiempo. Los obstáculos que hay en el entorno refuerzan
esta idea, por lo que debemos aceptar que el Aeroparque —en cualquier
hipótesis de tráfico— será un aeropuerto con una sola pista.
Adicionalmente el lote limita la capacidad de las plataformas y el
diseño de los rodajes.
La sumatoria de todo esto significa que no
se pueden operar aeronaves de fuselaje ancho, y ése es otro límite
importante.
En un mundo ideal todos los aviones son
casi iguales, tienen la misma velocidad de aproximación y requieren casi
el mismo soporte en tierra. Obviamente en ese mundo ideal todos los
tráficos son iguales, pero en Aeroparque operan al mismo tiempo jets de
pasajeros y ejecutivos, turbohélices de ambas categorías y aviones de
pistón, además de helicópteros.
En ese mundo también todos los pasajeros
tienen los mismos requerimientos, y por supuesto los operadores también,
pero en Aeroparque hay transporte regular, no regular, taxis, aviación
privada, aviación oficial, algún tráfico diplomático, traslados de
funcionarios incluyendo al presidente de la República y hasta algún
tráfico militar. Son demasiadas cosas diferentes, que se deben
satisfacer con recursos distintos. Hoy funcionan, en algunos casos al
límite, pero funcionan.
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Vista parcial de la
plataforma industrial y la Terminal Sur destinada a
aerotaxis y aviación ejecutiva (foto: Esteban Brea). |
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En síntesis, sea la que sea, la capacidad
máxima del Aeroparque, se lograría cerrándolo a todos los tráficos que
no sean vuelos regulares en aeronaves relativamente grandes, lo que
simplificaría además el tema de los slots. Probablemente no sea
políticamente viable, pero el antecedente de cuando se cerró a los
monomotores para priorizar el tráfico “grande” vale.
Los antecedentes disponibles dicen que en
los años 1999 y 2000 Aeroparque procesó unos siete millones de pasajeros
anuales. En ese momento la configuración del tráfico era bastante
heterogénea, ya que había abundante tráfico de pasajeros en aeronaves de
50 o menos asientos, lo que significaba la ineficiencia de requerir más
movimientos para la misma cantidad de personas. Hubo muchas quejas de
los pasajeros por incomodidades diversas y demoras, pero no pueden
encontrarse complicaciones graves relacionadas con la operación en sí.
En consecuencia, resulta lícito suponer que
el Aeroparque tiene una capacidad real mínima de siete millones de
pasajeros anuales. El drama es que después de 2000 nunca volvió a lograr
esas cifras de tráfico, algo que habría que considerar seriamente en
incluir en el Libro Guinnes de los records, o, más seriamente,
analizarlo para no seguir haciendo lo mismo.
La capacidad máxima va a depender
obviamente del tipo de tráfico, pero van a entrar en juego otros
detalles que tienen poco que ver con el Aeroparque en sí, como la
capacidad de las vías de acceso (la Costanera y Figueroa Alcorta tienen
problemas serios), el tratamiento del entorno y la capacidad del
vecindario para soportar que pase sobre su cabeza un avión por minuto.
También hay normativas urbanas sobre ruido y contaminación que van a
entrar en juego. Aquí nunca se les ha prestado atención a estos temas,
pero en otros lugares del mundo son relevantes.
La hora de la verdad
La decisión de habilitar el Aeroparque para
vuelos internacionales, más allá de haber demostrado palmariamente la
ignorancia de los usos y costumbres de las negociaciones internacionales
por parte de las autoridades argentinas, sirvió para avivar la discusión
sobre la saturación del Aeroparque. Cuando empezaron los vuelos no hubo
mayores problemas, pero se cruzaron argumentos muy descolgados, por lo
que la única manera de saber qué estaba pasando era la vía experimental.
Para eso elegí un día difícil —el jueves santo, 1º de abril— en un
horario difícil —las
primeras
horas
de la
mañana—. A favor de la operación hay que
contar que la visibilidad era ilimitada y el viento leve, lo que
permitía usar ambas cabeceras.
La primera conclusión, verdaderamente
asombrosa, fue que entre las 8:18 y las 11:28 (3 horas y diez minutos,
190 minutos) hubo 81 movimientos, a razón de uno cada dos minutos y
veinte segundos. Una cifra altísima para cualquier aeropuerto de una
sola pista. A esto hay que agregar algunos cruces de pista por aeronaves
en rodajes varios, y una operación del equipo de control aviario que
recorrió la pista tirando pirotecnia, luego de hacer cola como si se
tratara de una operación más. Puede decirse que Aeroparque ese día
aprobó el examen, y con nota.
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Vista de la plataforma
comercial correspondiente a la
Terminal de Pasajeros de Aeroparque. Mientras el
MD-88 LV-BOA rueda en busca de la posición de
estacionamiento número 11, a derecha e izquierda de
la calle podemos ver estacionadas la variedad de
aeronaves comerciales que operan en Aeroparque:
A320, MD-88, B-738, etc. (Foto: DAD
- Baires Aviation Photography). |
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Por supuesto hubo problemas, el principal a
mi juicio las colas para ocupar la pista, pero también es cierto que en
cualquier aeropuerto una operación de este tipo genera colas para
ingresar a la pista, para cruzarla y en los rodajes. Durante mi
observación nunca hubo una cola de más de cuatro aeronaves, aún
considerando que a veces había una cola doble para ingresar a la pista
31, una desde la terminal comercial y otra desde la terminal sur.
La terminal sur es otro problema. Por
falta
de espacio Aeroparque no tiene un rodaje al suroeste de la
pista, y esto hace que en muchas circunstancias las aeronaves deban
cruzar la pista para rodar hasta esta terminal, lo que produce algunas
demoras.
Existe un potencial riesgo de problemas por
el ingreso de aeronaves en estelas turbulentas. Durante mi
reconocimiento hubo muchos despegues de aviones livianos realizados en
el orden de un minuto después de la salida de un jet pesado.
Como se usaban las dos cabeceras las
complicaciones en los rodajes tuvieron su protagonismo. Esta modalidad,
que tiene ventajas cuando hay poco tráfico, puede ser inconveniente
cuando éste aumenta.
Acerca
de la basura
La basura es un problema grave en la ciudad
de Buenos Aires y en el mundo. Además de su poder contaminador, tiene la
característica de requerir soluciones caras. En épocas remotas se
reciclaba sola, pero desde que el hombre decidió vivir en comunidades
debe prestarle una atención cada vez más específica.
En Aeroparque hay mucha basura, y ocupa
espacios que son necesarios para la operación aeronáutica.
La mayor parte de esta basura son los
aviones que no vuelan, que probablemente nunca volarán, y que están
ocupando el espacio que deberían utilizar los aviones que sí vuelan.
El primer puesto en este ranking grotesco
lo ocupa el LV-WGX que alguna vez fuera operado por American Falcon. La
empresa dejó de volar en 2004 y se presentó en concurso de acreedores en
2005, pero el avión está ocupando una posición en la plataforma
principal de modo inexplicable, como fue inexplicable gran parte de la
trayectoria de American Falcon.
¿Cementerio de aviones en un aeropuerto comercial? |
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El LV-VGC, uno de
los dos MD-88 trasladados a la zona del ex Museo para hacer lugar en
la plataforma industrial. La ubicación elegida hace prever actos de
vandalismo (la vigilancia es nula), y si algo se podía hacer para atentar contra la imagen
de Aerolíneas Argentinas, fue esto (foto: P. L. Potenze). |
El Boeing 737/200 LV-WGX, que alguna
vez operara American Falcon, y que desde hace años (sí, años) está
estacionado en la zona sur de la la plataforma comercial, ocupando un espacio que
debería estar asignado a operaciones aéreas normales. Nótese como
comparte la rampa con aviones en activo en Enero de 2009 (foto: F. Puppio). |
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Poco antes de la inauguración de los vuelos
internacionales dos MD-88 de Aerolíneas Argentinas fueron movilizados a
la zona que alguna vez ocupó el Museo
nacional de Aeronáutica,
para hacer lugar en la plataforma
industrial. Probablemente en su nueva ubicación no incomoden a nadie,
más allá de afectar la percudida imagen de la empresa estatal, pero esos
dos aviones —que tienen una historia de luchas gremiales también
difíciles de entender. Por
ejemplo el LV-VGC
voló para Austral, pero cuando Aerolíneas Argentinas lo recuperó lo dejó
caer y lo sacó de servicio.
Estas aeronaves
no tienen nada que hacer en Aeroparque, al igual que otros que están en
su misma condición pero no se ven.
Hay otros aviones arrumbados en la que
alguna vez fue la plataforma de cargas y que ahora parece más un triste
desarmadero aeronáutico. En un aeropuerto chico como éste, los aviones
vuelan o son sometidos a tareas de mantenimiento para que vuelvan a
volar lo antes posible. Nadie se puede permitir el lujo de usar el
escaso espacio en juntar basura.
El
lado tierra
Mi investigación dentro de los edificios
principales se hizo más sobre el mediodía, o sea en un horario menos
crítico. Había mucha gente, pero no más que la que he visto en otras
circunstancias, y algunos lugares como la denominada terminal “Puente
Aéreo” tenía bastante capacidad ociosa, De todos modos no me animaría a
decir que el ingreso de nuevos transportistas chilenos y brasileños va a
ser una tarea fácil desde este punto de vista. Seguramente va a ser
necesario más espacio para pasajeros y oficinas, espacio que quizás se
pueda recuperar de la vieja terminal ahora desactivada, donde también
hay capacidad ociosa.
También se puede hacer una obra de fondo
construyendo oficinas o eventualmente una terminal remota para hacer
bussing en los terrenos que ocupó el museo.
Claro que para hacer esto es necesario
dinero, y el crédito que tiene AA2000 hoy está asignado a Ezeiza. Hacen
falta inversores genuinos.
Edificios y terminales
(Fotos:
Pablo Luciano Potenze). |
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Con o sin
saturación, una de las mejores ideas de AA2000 fue destinar en
Aeroparque un espacio para el arte. |
La antigua zona
de check-in del edificio viejo es otro lugar cubierto apto para ser
utilizado racionalmente en un futuro plan de crecimiento |
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Si esto fuera una
estación de tren, serían indigentes y si hubiera seguridad los
echarían. Como es Aeroparque, se supone que son pasajeros de clase
media y la seguridad los respeta. Detrás de la anécdota, una
realidad, en los halls de Aeroparque hay muy pocos asientos para el
público y los viajeros. |
El edificio que
alguna vez ocupó el Museo Nacional de Aeronáutica. No se usa para
nada en un lugar donde lo que falta son metros cuadrados cubiertos.
¿Por qué habrá sobre su puerta principal un cartel que dice
“Orquesta de concierto”? Hay pocos lugares peores que la cabecera de
una pista para hacer música. |
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Categorías
de tráfico
Más allá de la saturación o no del
Aeroparque, la gran noticia es que el tráfico crece. A partir de la
pequeña muestra colectada el jueves santo, podemos tener una idea
moderadamente fundada de cómo es ese tráfico:
Jet de línea |
65,43% |
Jet ejecutivo |
14,81% |
Turbohélice de línea |
7,41% |
Turbohélice ejecutivo |
4,94% |
Pistón ejecutivo |
7,41% |
El
tráfico de línea es el 73% del total, contra un 27% de tráfico
ejecutivo. Si se toma la decisión —heroica como la que se tomó con los
monomotores— de sacar el tráfico ejecutivo de Aeroparque, todavía hay
espacio para crecer, si y sólo si, se hacen obras importantes de
arquitectura e ingeniería civil.
Buenos Aires 6 de Abril de 2010
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