Hace
un poco más de una década el señor Oscar Valls, dueño y CEO de Kaikén
Líneas Aéreas, decía permanentemente que “los aviones necesitan horas
para volar”. Se refería a los horarios de los aeropuertos, y su
razonamiento era sencillo. Para una aerolínea basada en Río Grande, que
realizaba vuelos cortos para pasajeros de negocios de la región, era
indispensable salir a primera hora de la mañana hacia Ushuaia Río
Gallegos y Punta Arenas, pero los aeropuertos estaban cerrados hasta
bien avanzada la mañana, y por la noche cerraban temprano.
El fondo de la cuestión era sencillo. El sistema aeronáutico argentino
estaba diseñado para un mundo ideal, basado en Buenos Aires, en el que
grandes jets salían a primera hora (quizás de noche) de Aeroparque hacia
destinos del interior a los que siempre llegaban en vuelo diurno.
Retornaban a la capital, hacían quizás otros vuelos, pero cuando caía la
tarde, siempre en diurno, salían de lugares remotos, y no tenían
inconvenientes en aterrizar en Aeroparque por la noche.
Algunos pocos aeropuertos del interior tenían vuelos nocturnos. La norma
era que sus horarios de operación, y en cierta medida su equipamiento
estuvieran al servicio de este sistema, que era lo que interesaba en
Buenos Aires, base de Aerolíneas Argentinas y Austral, los grandes.
Pero cuando empezaron a aparecer empresas en el interior con otros
proyectos adaptados a las necesidades locales empezaron los problemas,
porque sus requerimientos eran totalmente distintos, y no sólo en
materia de horarios. Valls también predijo que la privatización de los
aeropuertos sería la muerte de los servicios con aviones de diecinueve
plazas, y no estuvo muy errado. También planteó que obligatoriedad de
usar los servicios de Intercargo (ahora algo aliviada) también era algo
insostenible para las empresas provinciales.
El aeropuerto de
San Luís |
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El aeropuerto de San Luis
en 2005. Igual que ahora, un espacio grande y vacío. |
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Pasaron los años. Kaikén cayó en la bancarrota (es largo explicar
por qué), y la aviación del interior del país prácticamente
desapareció, aunque —reconozcámoslo— se habló hasta la exageración
de la aviación federal.
En octubre de 2009 Sol Líneas Aéreas busca incorporar la ciudad de
San Luis a sus destinos, y se encuentra con la misma trampa que
Valls denunciaba a mediados de los años noventa. En el horario en
que quiere llegar allí (las 21:00 horas, nada del otro mundo), el
aeropuerto está cerrado.
No hay muchos vuelos a San Luis. Aerolíneas Argentinas opera seis
frecuencias semanales, que llegan cerca del mediodía. El resto del
tiempo el aeropuerto no tiene actividad comercial. Desde la óptica
tradicional (porteña) es lógico que tenga un horario restringido.
Es ridículo mantener un aeropuerto para sólo seis vuelos semanales,
pero es más ridículo tenerlo cerrado cuando se pueden agregar otros
vuelos.
Buenos Aires 26 de Octubre de 2009
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